República Dominicana es un país muy cristiano además de ser el único país en todo el mundo que tiene un versículo de la Biblia escrito en su bandera. El versículo dice lo siguiente:
“Y la verdad os hará libres”. – Juan 8:32
Es sorprendente lo fácil que es hablar sobre el Evangelio con las personas que viven en el país, pareciera que todas las personas en la isla creen en Dios.
Se habla de Dios hasta en la frase más pequeña de cada conversación. Por ejemplo: “Vaya con Dios” o “Si Dios quiere”.
En vez de stickers raros, los carros tienen escrito en ellos versículos de la Biblia; ¡tanto en taxis como en buses!
Es como si el conductor tuviera ese versículo como un talismán para que lo proteja de cualquier accidente.
Esta es la realidad de República Dominicana, es un país muy receptivo que ama fervientemente a Dios.
Veamos la historia de Brett y Jeanette Smith, quienes sirvieron como líderes misionales en dicho país.
Ellos tuvieron una experiencia especial sobre el hecho de invitar a las personas al bautismo en el primer contacto; algo muy criticado dentro del mundo misional de la Iglesia.
Con esta hermosa realidad cristiana, los misioneros encontraban sencillo hablar sobre el Evangelio con las personas que encontraban. Podían hacerlo en cualquier lugar.
El deseo de hablar de Cristo por parte de las personas es tan grande, que los misioneros sienten la impresión de invitarlos a realizar convenios con Cristo en el primer contacto.
De esta manera, los misioneros agendaban más reuniones para preparar a las personas para que puedan acercarse al Señor.
“Invitar en el contacto”, esa era la meta en la misión.
Generalmente, los misioneros utilizaban la invitación para 3 cosas: para agendar otra visita, para que visiten la Iglesia y algunas veces para que se preparen para hacer convenios mediante el bautismo por la debida autoridad.
Claramente, esto dependía de lo que el Espíritu les dijera.
La oposición
Duramente mi servicio como presidente de Misión, recibí a un misionero que venía de otra misión. Lo tuvieron que reasignar a la nuestra debido a sus condiciones de salud.
Cuando llegó, se sorprendió ante nuestro entusiasmo y los métodos que utilizábamos para contactar a las personas.
La misión de donde venía no trabajaba de esa manera. Él se quejaba de nuestros métodos y debatía con los líderes.
Al ver que a pesar de ello no cambiamos los métodos, se frustró.
Poco después, un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles vino a nuestra misión junto con su asistente. Fue una visita inesperada por lo que nos tomó por sorpresa.
El apóstol organizó una reunión con todos los misioneros de esta y una misión vecina. Éramos aproximadamente 400 misioneros reunidos para escuchar el consejo de un siervo del Señor.
Después de su mensaje, realizó una ronda de preguntas y respuestas con los misioneros. Uno por uno, los misioneros hicieron sus preguntas y el apóstol las respondió.
De pronto, el misionero que había sido transferido a nuestra misión levantó su mano y le preguntó al apóstol lo siguiente:
“Nuestro presidente de misión dice que está bien invitar a las personas a ser bautizadas en el primer contacto. ¿No es muy rápido? Me parece muy presuntuoso, ¿no lo cree?”
Estaba nervioso, mi esposa y yo estábamos sentados al costado del asistente del apóstol y del otro presidente de misión y su esposa.
Mi corazón latía a mil mientras esperaba la respuesta del apóstol.
Me preguntaba si después de todo tendríamos que reestructurar nuestros métodos, capacitar nuevamente a todos nuestros misioneros. Me preguntaba si todo tendría que cambiar.
Una respuesta apostólica
El apóstol, después de escuchar la pregunta, invitó a su asistente para que la responda.
Su respuesta me alivió. Jamás esperaba que el Señor hablara de manera tan clara.
El asistente declaró:
“Esa es una excelente pregunta. Estoy muy feliz de decir que a mí me invitaron a ser bautizado la primera vez que conocí a los misioneros. Entré a las aguas del bautismo 3 semanas después”.
El espíritu llenó todo mi ser. Suspiré con alivio y gratitud. Lo mismo sucedió con mi esposa.
Supe que el Señor estaba guiando nuestra misión, que Él nos ha bendecido con mucho éxito.
Invitar a las personas a prepararse para recibir los convenios del Señor es una invitación que puede ser realizada adecuadamente en el primer contacto.
No necesita realizarse con todos, sin embargo, cuando el Espíritu lo indica, sé que nuestros misioneros responderán.
Fuente: Meridian Magazine
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