Esta es la inspiradora historia de John y Sandy England una pareja de esposo que comenzaron a recibir la impresión de que debían servir una misión de tiempo completo, pero que al principio dudaron debido a la ceguera de Sandy y les preocupaban los desafíos que esto podría traer.
Sin embargo, cuando esta pareja jubilada de Utah llegó a su casa de invierno en el norte de California, el mensaje que escucharon el primer domingo, fue sobre servir una misión. Así que los England siguieron esforzándose para lograr su meta.
“Nos dimos cuenta de que, cuando [uno] empieza a pensar en servir una misión, surgen todos esos obstáculos. Lo que [hay] que hacer es, perseverar y saber que el Señor interviene cuando Él [lo considera necesario]”, declaró John.
Finalmente, los England fueron llamador a servir a la Misión Farmington Nuevo México.
“Alguien le está esperando”
Un domingo en la reunión sacramental antes de partir a la misión, Sandy ofreció su testimonio sobre su próxima misión y compartió algunos de sus sentimientos.
El élder David S. Baxter, un Setenta Autoridad General también estaba en esa reunión sacramental.
“En mi testimonio mencioné lo asustada que estaba y que no sabía qué podía ofrecer; pero es un llamamiento y voy a ir”, compartió Sandy. “Después, el élder Baxter se acercó, tomó mis manos y [me] dijo, ‘hermana, alguien la está esperando’”.
Cuando los England llegaron a su misión en octubre de 2013 y asistieron a la Rama Tohlakai en la Estaca Gallup Nuevo México descubrieron que las palabras del élder Baxter eran reales:
“Llegamos a Tohlakai, el primer día que fuimos a la iglesia, la persona que me estaba esperando estaba allí. Él era ciego. Esa no es una coincidencia”, contó.
Luego Sandy y ese joven ciego se convirtieron en grandes amigos. Ella pudo guiarlo durante las ordenanzas del templo. Hasta hoy siguen en comunicación con él.
“[El hecho de] ser ciego, sentirse asustado e inepto, no desaparece, aunque vayas ahí. Sin embargo, aprendes que, si confías en el Señor, Él te fortalecerá”, dijo Sandy.
“[Nos] convertimos en una familia con estas personas. [Nos] apoyamos unos a otros y [nos] fortalecimos mutuamente. Los dos o tres primeros meses, sientes que quieres volver a casa, pero hay algo que te empuja a seguir y seguir”, dijo Sandy.
Lee la historia completa en Church News