Lo que pueden hacer los buenos amigos
En 1 de Pedro 1:25 dice: “Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio ha sido anunciada”. La historia de hoy es de Don Busenbark:
“Mientras crecíamos, mi familia no asistía a ningún servicio religioso. Recuerdo que iba a diferentes iglesias, buscando algo, pero sin encontrar nada que me gustara o que me conmoviera. Vivía fuera del área del Estado de Washington y tenía pocos amigos de mi edad. Cuando tenía 14 años, dos jóvenes se mudaron a mi vecindario, y pronto nos hicimos amigos. Sus familias eran SUD, mas ellos no estaban tan emocionados con la Iglesia. Creo que iban porque sus familias también lo hacían.
Como estaba diciendo, me encontraba en casa y una pareja de misioneros tocó a mi puerta. Era 1980 y yo tenía 16 años. Quedé impresionado con su mensaje; sin embargo, no tenía tiempo de reunirme con ellos. Jugaba fútbol y baloncesto y practicaba atletismo; estaba muy ocupado. Les dije que volvieran en la primavera, después de la temporada de baloncesto y antes que iniciara atletismo. Me gustaba una chica que se había unido a la Iglesia recientemente la cual intentaba llevar a sus padres a la conversión. Fui a su casa en una ocasión a escuchar una lección de parte de los misioneros. En el momento no pensé mucho en el asunto. Sólo intentaba impresionar a la chica.
Mis amigos, los mismos que se habían mudado a mi vecindario, me invitaron a ir a la Iglesia pocas semanas después. Me habían dicho que iban a Hawai. Al principio me asusté; pero después me explicaron que no iban en realidad a Hawai, sino que tenían una actividad de jóvenes en la que pretenderían ir a Hawai, tendrían música y comida hawaiana, etc. Pensé que sería divertido, así que acepte ir.
Los miembros habían arreglado el área de actividades como un avión. Tenían pases de abordo, azafatas e inclusive ruidos de aviones. Me senté, tratando de entender que era lo que estaba pasando, cuando escuché sonidos de fallo mecánico y las luces se apagaron y volvieron a encenderse rápidamente. Pronto las luces se apagaron y todo estaba en silencio. Apareció una persona con una linterna en la mano diciendo que era Satanás. Él entonces procedió a decir nos que nos pasaría sino obedecíamos los mandamientos. Luego pasamos a otro cuarto oscuro que representaba el Reino Telestial.
Fuimos instruidos sobre que les sucedería a los de ese reino y como sería habitar en él. Después entramos en otra habitación que representaba el Reino Terrenal. Y nuevamente se nos dieron instrucciones. Este sitio era más claro que el anterior. A continuación fuimos escoltados a la capilla donde había una hermana y un hermano representando a la Madre y al Padre Celestial, quienes estaban sentados en la parte del frente. Ellos nos hablaron acerca del Reino Celestial y como sería vivir en él.
Cuando concluyeron, los jóvenes se levantaron y empezaron a compartir sus testimonios. Recuerdo haber pensado que era algo estupendo que las personas de la Iglesia amaran tanto a la juventud que dedicaban su tiempo para organizar algo así a fin de enseñarles a hacer lo que era correcto. También recuerdo haber pensado que si alguno de mis amigos se levantaba yo también lo haría. No entendí en aquel entonces el porqué, pero entiendo ahora, que el Espíritu estaba ahí testificándome de la veracidad de la Iglesia.
Mis amigos no se levantaron; yo tampoco lo hice. No obstante, aún recuerdo cuán fuerte era el Espíritu en esa reunión. Después de la actividad, el papá de mis amigos me preguntó si me había gustado, le dije que sí, luego hizo la pregunta de oro “¿Te gustaría aprender más? Por supuesto dije que sí. A la siguiente semana los misioneros estaban tocando a mi puerta. Fui bautizado a las pocas semanas, en Abril de 1981.
Desde entonces, el Señor me ha bendecido a mí y a mi familia. Estoy tan agradecido por esa experiencia y por el Espíritu, quien me testificó de la veracidad del Evangelio.”
Por Trina Boice el 21 de marzo de 2008.