Si conociste a un misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conoces a todos ¿verdad?
Error.
Algunos son audaces y muy habladores. Algunos son tímidos, callados y reservados, pero enseñan con poder cuando llega el momento.
Algunos misioneros y hermanas les dirán a los obispos, los líderes misionales de barrio y los miembros exactamente lo que necesitan para progresar en la maravillosa obra del Señor en su rincón de Su Viña.
Otros hablan menos y quizá en lugar de hacerlo público, oran en privado por nuestros esfuerzos.
Pero, si bien cada misión es única y las diferencias culturales y demográficas son marcadas de un país a otro, una cosa es constante.
¡Los misioneros desean ayudar!
A continuación, mencionaré las 7 cosas que a los misioneros les gustaría que hiciéramos, pero no nos las piden.
1. Aprender los nombres de los investigadores y orar por ellos
También te puede interesar: El porqué estos misioneros se convirtieron en héroes después de la tormenta
Imagina si cada miembro del barrio orara todos los días mencionando el nombre de los investigadores. ¿Cuán diferente veríamos a esas personas cuando entren a nuestras congregaciones el domingo? Si los misioneros oran por esas personas diariamente, nosotros también podemos hacerlo.
2. Sentarse con los investigadores
Con mucha frecuencia, los misioneros son los que esperan en la puerta de la Iglesia a que lleguen sus amigos. Los misioneros esperan que veamos esos saludos e interrumpamos sus conversaciones. Nada hace más feliz a un misionero que un miembro se acerque y diga: “¡Oh! ¡Hola! Preséntenme a su amigo” y, luego, encuentre un lugar para que esa persona se siente.
Todos conocemos a miembros nuevos que incluso años después de su bautismo siguen sentándose con los misioneros todas las semanas y no con otros miembros de su barrio. Eso puede cambiar, pero no podemos esperar a que alguien más actúe. Trata a los nuevos miembros como a un familiar al invitarlos a unirse a tu familia.
3. Contactarse con los investigadores en las redes sociales
Busca a las personas a las que los misioneros están enseñando y envíales un mensaje. Puedes hacer esto incluso antes de que las conozcas. “¡Hola, María! Mi nombre es Penny y soy la presidenta de la Sociedad de Socorro de nuestra congregación. Eso significa que lidero nuestra maravillosa organización de mujeres. ¡He escuchado cosas extraordinarias acerca de ti y no puedo esperar para conocerte!”.
Lo peor que podría suceder es que la nueva amiga no reconozca tu nombre y no responda tu mensaje. Pero, cuando se vean personalmente, sabrá que te preocupaste por ella antes de que las presentaran formalmente.
4. Visitar a los investigadores en sus casas sin los misioneros
Esto puede parecer contradictorio porque los misioneros buscan incesantemente a miembros que los acompañen a las lecciones. Eso es importante y, cuando es posible, hace una gran diferencia cuando los miembros y los misioneros enseñan juntos en la sala de alguien.
Sin embargo, si quieres lograr un impacto real y demostrar tu amor sincero, visita a los investigadores por tu cuenta con un plato de galletas, el último programa de la semana para la reunión sacramental a fin de que sepan qué esperar, o una invitación para la próxima reunión.
No tienes que decirles a los misioneros que visitas a los investigadores, pero imagina cómo reaccionarán cuando se enteren que los fuiste a ver.
5. Presentar a los misioneros a quien te atienda en un restaurante
Muchos de nosotros en algún momento hemos llevado a los misioneros a comer. ¿Alguna vez pensaste en presentarlos a quien te atendió? La conversación puede ser tan simple como esta:
“¡Debora has sido muy atenta! ¡Gracias! Algo más, ¿te molestaría si te preguntara si conocías a los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días? Ellos son los Élderes Hansen y Smith. Actualmente, se encuentran sirviendo en nuestra área y comparten un mensaje muy especial sobre Jesucristo y Su Evangelio. ¿Te gustaría que te visitaran en algún momento?, ¿nos acompañarías el domingo? O, ¿te reunirías con nosotros en nuestra capilla para hacer un recorrido cualquier día de la semana?”
Que la conversación sea breve y natural, respeta su tiempo. Pero, no te sorprendas si aceptan la oferta. Sabrán cuán importante es tu fe para ti.
6. Asistir a los bautismos
Puede ser tentador no sentir la necesidad de asistir al bautismo de un investigador si no tienes un llamamiento como líder o si no tuviste la oportunidad de conocerlo.
Imagina cómo se siente que los misioneros pasen meses o semanas ayudando a alguien para que se bautice, solo para que pocas personas se presenten esa maravillosa tarde.
Presta atención cuando se anuncien los bautismos y hazlos una prioridad en tu familia para apoyarlos. El bautismo es un día que nadie olvida. Nada ayuda más a un miembro a sentirse parte de la familia de la Iglesia que cuando la familia está presente ese día especial.
7. Expresar amor
Los misioneros anhelan la aprobación y el amor de los miembros de barrio. Expresa gratitud por su sacrificio y servicio cada vez que los veas. Deja donas en sus puertas. Envíales galletas. Envía mensajes de texto o correos a su familia contándoles lo maravillosos que son sus hijos. Cuanto más los ames y confíes en ellos, más te amarán y confiarán en ti.
¿Te interesa saber si a los misioneros de tu barrio les gustaría que hicieras algunas de las cosas de esta lista? Solo pregúntales. Luego, prepárate para ponerte a trabajar.
Una obra maravillosa espera.
Este artículo fue escrito originalmente por Jason F. Wright y fue publicado en ldsliving.com con el título “7 Things Every Missionary Hopes Church Members Do and Know”.