Cuando fui asignado a servir a la Misión Kumasi, Ghana, nunca imaginé encontrarme con uno de los recuerdos que me conectaría con mi familia.
Mientras visitaba las calles de Offinso, sorprendido, contemplé la mirada de un niño que llevaba una camiseta que decía Caldwell.
Cadwell, Idaho, es el lugar donde nací, y esa camisa era de los Caldwell Allstars, el equipo de béisbol donde jugaba mi primo.
Me detuve a hablar con el niño y le pregunté por la camisa. Para mi sorpresa, vi que en la espalda de dicha prenda había un número y, encima de él, quedaban las huellas del nombre que había sido borrado, “Call”.
Era la misma que mi primo, Sedrick Call, había utilizado y posteriormente donado a Deseret Industries en Nampa, Idaho. La camiseta había viajado desde Estados Unidos hasta Ghana, donde yo estaba sirviendo como misionero.
Me emocioné tanto que decidí contárselo a mis padres, así que por medio de una carta escribí lo siguiente:
“Di muchos saltos de alegría porque no podía creer que esa fuera realmente la camisa de Call. Mi compañero pensó que estaba loco”.
No era una coincidencia. Esto había ocurrido justo después de Navidad y cerca de mi cumpleaños.
No me sentía mal, no extrañaba a mi familia, solo estaba buscando el propósito de servir en una misión.
Supe que Dios me dio uno de los mejores regalos.
Al compartir esta experiencia, escribí:
“No sé cuáles eran las probabilidades de que esto ocurriera, pero fue increíble. Esta fue una experiencia divertida y una linda conexión con mi familia.
Fue una de las entrañables misericordias del Señor, como si me dijera que me conoce y ama a cada hijo que sirve lejos de su hogar”.
Gracias a esa experiencia, he podido ayudar a que ese niño, junto a sus amigos, familiares y vecinos, puedan asistir a la Iglesia.
En cuanto a la experiencia con la camiseta, aquello me permitió ver que Dios está en los detalles de mi vida, realmente se preocupa por mí.
Los actos de amor de Dios y servir como misioneros
A través de estos gestos, las personas que conocemos, los regalos o incluso una camiseta, Dios nos demuestra el amor inquebrantable que siente por nosotros, Sus hijos e hijas.
Asimismo, sé que Dios expresa Su preocupación a través de los misioneros, como fue evidente en este caso. Mi primo donó una camiseta que no solo vistió a un niño, sino que también me dio la oportunidad de fortalecer mi testimonio y encontrar mi propósito.
El servicio misional transforma tanto a los que ayudamos como a nosotros mismos, permitiéndonos experimentar la alegría de ser instrumentos de amor y compasión de Dios en el mundo.
Fuente Church News
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