Con la situación actual y los desafíos del día a día, muchos necesitan de la esperanza y bendiciones que solo vienen por medio del Salvador y Su evangelio.
Los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días nos han pedido que todos seamos misioneros.
Y para ser eficaces en compartir el evangelio de Jesucristo, debemos tener este propósito en nuestra mente, sentirlo en nuestro corazón, aceptarlo en nuestra alma y actuar en consecuencia.
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Cuando lo hacemos, somos inspirados y guiados para compartir el evangelio con aquellos que más lo necesitan. Asimismo, debemos tener clara la distinción entre el propósito de compartir el evangelio y los medios para lograr ese propósito.
No es nuestro propósito simplemente participar en discusiones sobre el Evangelio o hablar con todos los que podamos sobre la Iglesia. Estas cosas son importantes, pero son solo un medio para un fin, y ese fin es llevar a las personas a Cristo.
El presidente M. Russell Ballard, presidente en funciones del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo lo siguiente en el Seminario de Nuevos Líderes de Misión.
“El solo orar no traerá almas al Salvador, debemos actuar, debemos amar, compartir e invitar. Él nos impulsará a compartir nuestra experiencia, actividades y lo que estamos haciendo. Y Él nos inspirará a invitar a otros a que vengan y vean, que vengan y ayuden, que vengan y que pertenezcan”.
El élder Dieter F. Uchtdorf también compartió en su discurso “Vengan y pertenezcan”, que actuar e invitar requiere práctica y que cada oportunidad que tenemos de compartir nos ayuda a mejorar, a reconocer la voz del Espíritu Santo, a servir, enseñar y ministrar a otros.
“Invitamos a todos los hijos de Dios de todo el mundo a que se unan a nosotros en esta gran labor. ¡Vengan y vean! Incluso en estos momentos difíciles a causa de la COVID-19… ¡Descubre por ti mismo en qué consiste esta Iglesia! ¡Vengan y pertenezcan! Ustedes nos harán más fuertes. Y llegarán a ser mejores, más amables y también más felices”. Dieter F. Uchtdorf
El mensaje del evangelio es para todos, sin importar los errores que hayamos cometido en la vida, todos podemos volver a Jesucristo. Dios siempre estará dispuesto a recibir a Sus hijos, Él Se preocupa independientemente de la situación de cada persona: cuán pobre o rica, cuán imperfecta o íntegra sea.
Tal vez hay alguien que necesite escuchar eso, tal vez hay alguien que espera con ansias salir de la oscuridad en busca de un rayo de esperanza. Está en nosotros poder brindar esta ayuda, solo necesitamos un deseo y actuar conforme a ello.
El élder David A. Bednar compartió:
“No es para nada inusual que compartamos con los demás algo que nos parece importante o que nos ha ayudado…
La expiación de Jesucristo brinda el poder limpiador que es necesario para ser puros y limpios, el ungüento calmante que sana las heridas espirituales y elimina la culpa, así como la protección que nos permite ser fieles tanto en los momentos buenos como en los malos”.
Aun cuando nuestros esfuerzos por compartir con otros sean un poco torpes, abruptos o toscos, se basan en nuestros sinceros deseos e intenciones y eso vale mucho para el Padre Celestial.
“Nuestra función es amar y servir a Dios, y amar y servir a los hijos de Dios. A medida que lo hagan, Dios los rodeará con Su amor, gozo y guía certera a través de esta vida, incluso en las circunstancias más graves, y aún más allá”.
Así que ya lo sabes, ¡tú puedes! Además, aprender de Jesucristo, estudiar Sus palabras, escucharlo y seguirlo activamente te darán la confianza y el impulso que necesitas para compartir el evangelio.
Si te encuentras con alguien que necesita de una mano amiga y del amor del Salvador, no dudes en compartir aquello que también te brindó fe y esperanza. Quién sabe, de repente, las palabras que compartas sean las que esa persona necesita escuchar.
Todos podemos hacer la diferencia.