Pregunta
Tengo 16 años y en un par de meses cumpliré 17. Sé que “todo varón debe ir a una misión”, pero en estos últimos 6 meses me han diagnosticado un trastorno explosivo intermitente, depresión y ansiedad severa.
Después de una serie de cuadros de depresión y episodios de ira, casi acabo con mi vida. No siento que debería servir una misión de tiempo completo y me avergüenza aceptarlo. Quiero servir, pero no me siento capaz, ¿eso está bien?
Respuesta
Si tienes algún problema de salud mental o emocional, no debes sentirte mal por eso. Imagen: Canva
El Señor te ama, sabe que deseas servirle y conoce las limitaciones que estás enfrentando. Recuerda que esto no es tu culpa y no deberías avergonzarte. Si tienes algún problema de salud mental o emocional, no debes sentirte mal por eso.
Es cierto que todo joven digno debe servir una misión, tal como lo enseñó el presidente Thomas S. Monson:
“En primer lugar, a los hombres jóvenes del Sacerdocio Aarónico y a ustedes jóvenes que están llegando a ser élderes, repito lo que los profetas han enseñado por mucho tiempo: que todo joven digno y capaz debe prepararse para servir en una misión”.
El presidente Monson dijo que todo joven capaz debe prepararse para servir, es por ello que a veces, debido a los desafíos de la salud física o mental, servir una misión no puede ser posible.
Todo joven capaz debe prepararse para servir. Imagen: Canva
En un “Cara a Cara”, el élder Jeffrey R. Holland respondió una pregunta muy parecida a la tuya. Un joven le escribió porque regresó a casa después de cuatro meses de servir en una misión debido a que tenía problemas de salud mental.
En el video, el élder Holland le brindó consejos al joven sobre cómo actuar ante cualquier sentimiento de frustración o decepción que se le presentara.
Con este mensaje de ayuda, debes recordar que el Padre Celestial te ama y entiende tu situación. Te recomiendo que le preguntes a tu obispo si hay otras formas de poder servir, como por ejemplo:
- Salir con los misioneros de tu localidad.
- Realizar una misión de servicio dentro del área en donde vives.
- Servir dentro del centro de historia familiar.
- Si hay un “Almacén del obispo” en tu localidad, puedes ofrecerte como voluntario.
Puedes ser un misionero de servicio. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Tal vez tu obispo tenga otras sugerencias. Además, te recuerdo que tu futuro aún no está dicho. Solo el Señor sabe lo que te espera. El élder Holland también enseñó:
“En cualquier situación, todos podemos sentirnos inspirados por aquellos que, en las palabras del profeta José, “[escudriñaron] y [contemplaron] el abismo más oscuro” y perseveraron a través de él; entre ellos grandes personas como Abraham Lincoln, Winston Churchill y el élder George Albert Smith, siendo el último uno de los hombres más generosos y cristianos de nuestra dispensación que luchó con depresión recurrente por varios años antes de llegar a ser el universalmente amado octavo profeta y presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
Debo suponer que cuando el presidente George Albert Smith atravesó los momentos más difíciles de su depresión, nunca imaginó que un día sería presidente de la Iglesia, pero El Señor sí lo sabía.
Tu futuro aún no esta dicho. Imagen: Canva
No es fácil vivir con problemas de salud mental, pero el Señor te ayudará. Él puede hacer que las pruebas más duras se conviertan en un gran beneficio para nosotros.
Confía en Su guía amorosa.
Finalmente, recuerda las palabras que el élder Holland, quien también pasó por una gran depresión, recitó para todos aquellos que se sienten quebrados:
“Ante todo, nunca pierdan la fe en el Padre Celestial, quien los ama más de lo que pueden comprender. Como dijo el presidente Monson a las hermanas de la Sociedad de Socorro, de manera tan conmovedora, el pasado sábado por la noche:
“Ese amor nunca cambia… Está allí para cuando se sientan tristes o felices, desanimadas o esperanzadas. El amor de Dios está allí, ya sea que sientan que merezcan amor o no; simplemente siempre está allí”.
Nunca jamás duden eso ni nunca endurezcan sus corazones. Fielmente, sigan las buenas prácticas de devoción que invitan al Espíritu del Señor a sus vidas. Busquen el consejo de los que poseen las llaves de su bienestar espiritual.
El Señor te ayudará. Imagen: Shutterstock
Pidan y atesoren las bendiciones del sacerdocio. Participen de la Santa Cena cada semana y aférrense a las promesas de perfección en la expiación de Jesucristo.
Crean en los milagros. He visto suceder muchos de ellos cuando todo otro indicio decía que ya no había esperanza.
La esperanza nunca se pierde. Si esos milagros no llegan enseguida, plenamente o nunca llegan, recuerden el angustiado ejemplo del Salvador: Si la amarga copa no pasa de nosotros, bebámosla y seamos fuertes, confiando en días más felices por delante”.
Fuente: Ask Gramps
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