Los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son jóvenes y adultos que han dejado temporalmente su vida cotidiana para dedicarse a un propósito especial: ayudar a otros a acercarse más a Jesucristo.
Estos voluntarios sacrifican desde estudios, empleos y otras actividades, hasta dos años de sus vidas, para compartir lo que consideran la fuente más grande de gozo y paz: el Evangelio de Jesucristo.
1. El llamado a servir: una vida de devoción
Desde el principio, Jesús enseñó la importancia de compartir Su mensaje. Los misioneros responden a este llamado, tal como lo expresó Él mismo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
Inspirados por Su ejemplo, estos jóvenes y adultos mayores viajan por diversas ciudades y países, compartiendo un mensaje de esperanza y fe. Su servicio refleja el deseo de seguir a Cristo al ayudar a los demás, y muchos dejan atrás sus familias y zonas de confort con fe y valentía.
2. Voluntarios que dejan una vida normal por un tiempo
Los misioneros no son figuras de otro mundo; antes de su servicio, eran estudiantes, empleados, atletas, músicos, entre otras cosas, y, una vez que terminen su misión, volverán a su vida cotidiana.
Pero su experiencia en la misión los transforma, al desarrollar un amor genuino por el prójimo y fortalecer su fe. El profeta Alma dijo: “Yo sé que el cualificante poder de Cristo… cambiará nuestros corazones” (Alma 5:14), y estos jóvenes lo viven al compartir el mensaje de Cristo.
3. Un sacrificio de amor
Servir como misionero implica esfuerzo y sacrificio. Muchos sirven en otros países, adaptándose a nuevas culturas y aprendiendo idiomas que no conocían antes.
Este sacrificio es una muestra de su deseo genuino de acercar a otros a Jesucristo, siguiendo Su enseñanza de dar sin esperar nada a cambio. Como Él enseñó: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Juan 3:16), los misioneros siguen ese ejemplo de dar para el bienestar de los demás.
4. Misioneros de todas las edades y de todos los rincones del mundo
Aunque es común ver a jóvenes sirviendo misiones, también hay misioneros mayores y matrimonios que sirven juntos. Estos misioneros pueden ser recién graduados, jubilados o profesionales que sienten el llamado de contribuir con su experiencia y sabiduría.
Para todos ellos, el servicio es una oportunidad de compartir su amor por Dios y el mensaje de Jesucristo. No importa su edad, vienen con una motivación auténtica, ofreciendo su tiempo y su amor para fortalecer la fe de quienes los reciben.
5. La misión: una experiencia transformadora
Al dedicarse a servir a los demás, los misioneros aprenden el valor del sacrificio, la compasión y la perseverancia. Muchos encuentran que este tiempo lejos de casa les ayuda a descubrir su identidad y propósito en la vida.
En palabras de Jesucristo: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25). Los misioneros experimentan esta verdad al encontrar una alegría que transforma sus vidas mientras buscan bendecir a otros.
Un llamado a escuchar el mensaje de paz
Esta Navidad, si ves a los misioneros por tu ciudad o tocan a tu puerta, abre un momento tu corazón y escucha su mensaje. Podrían brindarte una perspectiva renovada sobre el significado de la Navidad y acercarte a la paz que Jesús prometió a quienes buscan Su verdad.