Sam Merrill, es de Bountiful, Utah y sirvió como un misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Nicaragua, luego estudió en la Universidad Estatal de Utah y fue acogido por el equipo de los Bucks para toda la temporada 2020-2021.
Mientras Merrill está en la finales de la NBA, disfruta mucho de un tiempo equilibrado entre el deporte que ama y su fe.
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Un buen misionero, un buen basquetbolista
Para los compañeros y el presidente de Misión de Mirrell es fácil reconocer cómo ahora él es un destacado basquetbolista.
Muchos de los que se hicieron amigos de Merrill durante su servicio misional en Nicaragua se han convertido en leales fans de Bucks.
“Soy un fan de dondequiera que Sam esté jugando”, dijo Connor Copeland, quien fue compañero de Merrill en dos ocasiones durante sus labores compartidas en la Misión Nicaragua Managua Sur. “Hablamos casi a diario, nos hemos mantenido muy cerca”.
Ver a un buen amigo, ex compañero y amigo de golf compitiendo en el principal evento de baloncesto profesional, agregó, “es bastante impresionante… Pero Sam definitivamente ha dedicado el tiempo y el esfuerzo para llegar a donde está ahora, así que no me sorprende”.
Copeland tuvo muchas oportunidades de jugar baloncesto en Nicaragua con el futuro jugador de la NBA.
“Siempre que fuera posible, jugábamos con la gente como una manera de presentarles a la Iglesia y a nosotros mismos. Nos ayudó a causar una buena impresión inicial de la Iglesia”.
Las palabras de Copeland hacen eco a las de su presidente de misión, Bryan G. Russell.
“El élder Merrill llegó al campo de la misión muy enfocado”, dijo el presidente Russell. “No era un joven que todavía estuviera tratando de encontrarse a sí mismo o tratando de encontrar su relación con Jesucristo. Vino preparado con un fuerte testimonio”.
El presidente Russell todavía recuerda la escritura favorita del élder Merrill: Alma 26:12.
Ese versículo, dijo, captura la humildad y devoción del joven: “Sí, yo sé que nada soy; en cuanto a mi fuerza soy débil; por tanto, no me jactaré de mí mismo, sino que me gloriaré de mi Dios, porque con su fuerza puedo hacer todas las cosas; sí, he aquí, hemos obrado muchos grandes milagros en esta tierra, por los cuales alabaremos su nombre para siempre jamás”.
“El élder Merrill siempre fue muy amable y compasivo”, agregó el presidente Russell. “Realmente llegó a amar al pueblo nicaragüense”.
El presidente Russell asignó con frecuencia a Merrill para entrenar a nuevos ancianos porque siempre fue solidario y servicial. En términos de baloncesto, un gran compañero de equipo.
Residente de Florida, el presidente Russell sonríe al hecho de que se ha convertido en un leal fan de Milwaukee.
“¿Quién lo habría pensado, verdad?”, dijo. “Pero ha sido genial ver lo bien que le fue al élder Merrill en Utah State, y luego ser reclutado por los Bucks y ahora jugar en las finales de la NBA. No hay nada mejor que eso”.
Fuente: The Church News