Servir una misión es una experiencia hermosa pero también un gran desafío para los jóvenes misioneros. Es por eso que se requiere una preparación previa para ir al campo misional. Esta preparación ayuda a los futuros misioneros a encontrar un propósito fuerte para servir. Pero, ¿qué hay de aquellos que no tienen un propósito claro?

No basta simplemente con ir a la misión por “cumplir un requisito”, agradar a los demás o por presión de personas externas, pero la triste realidad es que esos casos pasan.

Cuando el misionero no sirve con un verdadero propósito, es difícil que permanezca firme en las pruebas del campo misional, pero aún en esas circunstancias, el Señor puede obrar grandes milagros.

“Quiero volver a casa”

sobra de hombre
Elder Saucedo quería volver a casa. Imagen: Canva

La hermana Becky Douglas compartió una experiencia ocurrida mientras ella y su esposo servían como presidentes de misión en República Dominicana. Era un día de cambios y la hermana Becky esperaba con ansias la llegada de los nuevos misioneros para capacitarlos mientras su esposo se preparaba para entrevistar a cada uno de ellos.

Finalmente la espera terminó y la hermana Becky no podía estar más alegre de recibir a 15 jóvenes poderosos con sonrisas en sus rostros y un ánimo por compartir el Evangelio de Jesucristo. Aunque no pasó desapercibido un misionero cuyo semblante parecía decaído. Se llamaba Elder Saucedo y durante toda la capacitación no hizo más que mirar abajo en silencio.

Su actitud solo empeoró luego de pasar su entrevista con el presidente. Durante esa entrevista, Elder Saucedo reveló que ni siquiera tenía un testimonio y solo estaba allí porque sus padres no lo apoyarían en sus estudios si él no iba a la misión. Luego le pidió al presidente que lo regresaran a su casa. ¿Qué podían hacer para ayudarlo?

Se produjo el milagro

Su misión: entregar un Libro de Mormón. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Luego de las entrevistas y después de almorzar, los presidentes les asignaron un reto a los misioneros nuevos. Ellos tendrían un compañero temporal y debían llevar una copia del Libro de Mormón. Su deber: entregar ese libro a una persona antes de volver para la cena.

Como era de esperarse, Elder Saucedo tomó el Libro de Mormón y salió sin ganas. Las horas pasaron y de pronto, algo inesperado ocurrió. Cuando regresó Elder Saucedo, algo había cambiado en él. De pronto estaba sonriendo e interactuando animadamente con sus compañeros.

¿Qué fue lo que había ocurrido? Se preguntaba la hermana Becky. Fue a conversar con Elder Saucedo para saber el motivo de su drástico cambio y él le respondió que había sido un milagro.

libro de mormón
«¿Dónde habían estado?» Imagen: Venir a Cristo

Elder Saucedo comentó que al inicio se sintió deprimido porque las horas habían pasado y no habían entregado el Libro de Mormón, hasta que mientras regresaban a la casa de la misión, él vio a una mujer sentada frente a su casa y sintió la impresión de hablarle. Fue con su compañero y luego de saludar, la mujer les dijo casi de repente: “¿Dónde habían estado?”

Los misioneros estaban sorprendidos por esta pregunta. Mientras procesaban lo que ocurría, la mujer les comentó que había tenido un sueño donde dos jóvenes con camisa y corbata le entregaban un libro que cambiaría su vida y desde entonces, ella estuvo esperando por ellos frente a su casa durante 27 días. En ese momento,  Elder Saucedo sintió el Espíritu en su corazón y le entregó a la mujer el libro de su sueño, el Libro de Mormón.

El Pastor obra por el bien de sus ovejas

Dejando a las 99 fue a buscar a la perdida. Obra de arte: Young Sung Kim

Al reflexionar en esa experiencia, Elder Saucedo reconoció que había vivido un milagro y eso lo animó a quedarse en la misión y esforzarse por llegar a más personas preparadas para recibir el evangelio que él conocía, así como aquella mujer que lo esperó 27 días.

Según las palabras de la hermana Becky, Elder Saucedo se convirtió en un gran misionero y su historia le recordó la enseñanza sobre el Buen Pastor que dejando a las 99 ovejas fue a buscar a la que se había perdido.

Si bien había muchos otros misioneros más preparados que Elder Saucedo y con ganas de compartir el evangelio, el Buen Pastor juzgó prudente dejarlos por un momento para rescatar al que se estaba perdiendo

La experiencia milagrosa de Elder Saucedo nos recuerda que:

“El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10)

No importa si nos sentimos débiles o si estamos perdidos, el Señor siempre nos buscará para fortalecernos y con Él, podremos obrar grandes milagros.

Fuente: Meridian Magazine

Video relacionado

También te puede interesar