Todo tiene su tiempo: El ejemplo de este basquetbolista y misionero retornado

basquetbolista y misionero

Para servir una misión de completo, los jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días realizan muchos sacrificios como trabajar duro para pagar su misión, prepararse física, intelectual y espiritualmente, y dejar en pausa algunas cosas que aman. Así que no siempre es inmediata la decisión de servir una misión.

Eric Mika, un joven profesional del basquet y en edad misional, dijo: “No quería ir (a la misión). Dos años es mucho tiempo lejos de la familia, amigos y del estilo de vida de uno… Simplemente pensaba que no era para mí. Seguí con esa mentalidad hasta mi primer año en la universidad”.

Las impresiones inesperadas

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Mientras Mika practicaba baloncesto en el gimnasio de uno de los centros de reuniones de la Iglesia con un hombre que nunca había conocido antes, pasó algo inesperado: “El hombre me sugirió: ‘Creo que deberías servir en una misión’”, dijo Mika. “Nunca había visto a ese hombre. Él no sabía lo que yo estaba pensando, pero fue tan genuino lo que sentí al oírlo que supe que no venía de aquel anciano, sino de Dios”.

Así que Mika tomó un descanso del baloncesto y fue llamado a servir en la Misión Italia, Roma.

Todo tiene su tiempo

Al regresar de la misión, Mika retomó el baloncesto en BYU en su segundo año de universidad y fue muy exitoso, sin embargo, los dos años en pausa de este deporte lo habían dejado atrás y los otros jugadores habían mejorado en la cancha mientras él servía en Italia.

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“No me di cuenta de lo difícil que sería volver al baloncesto después de perder dos años de experiencia”. Pero no se lamenta, Mika explica: “De ninguna manera me arrepiento de haber servido una misión, hubiera sido genial haber podido jugar al baloncesto, pero no me habría cambiado como lo hizo mi misión”.

Las bendiciones después de la misión

Actualmente Mika está casado con Gabrielle, una buena compañera con la que se siente que son tal para cual y con la que estaba destinado a casarse ya que son novios desde la secundaria y ambos sirvieron sus misiones en Roma.

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Además, Mika es el alero del club de baloncesto Medi Bayreuth de la Basketball Bundesliga, y competidor en la Euroliga. “No oro para que ganemos o juguemos bien”, comenta Mika. “Sólo oro para que los jugadores de nuestro equipo y aquellos contra los que jugamos no nos lesionemos, y para que pueda jugar al máximo nivel”.

El élder Richard G. Scott compartió: “Todo lo que valoro en mi vida comenzó a tomar forma en el campo misional. Si no se me hubiera alentado a ser misionero, no hubiera tenido la compañera eterna y la entrañable familia que amo tanto. Estoy seguro de que no hubiera recibido las excepcionales oportunidades profesionales que me hicieron crecer en todo aspecto, ni los llamamientos sagrados con oportunidades para servir, por los que estaré eternamente agradecido. Mi vida ha sido bendecida más allá de lo imaginable debido a que presté servicio misional”.

 

 

Fuente: Sala de Prensa en Alemania

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