En un gesto de amor y servicio, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha hecho posible que más de 100,000 niños en Honduras reciban algo tan esencial como un plato de comida.
Gracias a la donación de un camión a la Fundación Feed The Hungry, miles de pequeños de 15 departamentos del país, incluyendo las comunidades étnicas de la Mosquitia, Pech y Tawahkas, tendrán acceso a alimentos tres veces por semana.
Más de 100 mil niños recibirán alimentos gracias a la Iglesia de Jesucristo en Honduras
Este camión permitirá que los 700 comedores a nivel nacional reciban alimentos de manera constante, lo que asegurará que los niños crezcan sanos y fuertes. Esta donación es solo una muestra del compromiso de la Iglesia de seguir el ejemplo de su Salvador: alimentar al hambriento y cuidar de los más vulnerables.
Cada plato servido es un acto de amor, y gracias a las donaciones voluntarias de millones de miembros de la Iglesia en todo el mundo, esta misión de servicio se hace realidad.
Una clínica sobre ruedas: esperanza para la salud de los más pequeños
Pero la ayuda no termina ahí. En San Pedro Sula, una clínica móvil ya está lista para recorrer 20 barrios y colonias, llevando atención médica a más de 23,000 niños y 2,000 madres lactantes cada año.
Esta clínica, equipada con salas de examen y un laboratorio básico, es una bendición que no solo proveerá atención médica, sino que también traerá esperanza y bienestar a miles de familias.
Élder Patricio M. Giuffra, de la presidencia de Área de Centroamérica
El élder Patricio M. Giuffra, de la presidencia de Área de Centroamérica, expresó su emoción al hacer entrega de esta clínica, destacando el impacto que tendrá en la salud de los niños y sus familias. Y es que, como mencionó el alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, esta donación es un verdadero milagro para la comunidad:
“Este es un milagro del Señor para todos los niños de San Pedro Sula”.
Roberto Carlos, alcalde de San Pedro Sula
Un futuro más brillante
Gracias a estas donaciones, los niños de Honduras no solo recibirán comida y salud, sino también esperanza. Esperanza en un futuro mejor, en una vida más plena y en el amor de quienes los cuidan. La Iglesia sigue extendiendo sus manos de ayuda, mostrando que, con cada pequeño acto de servicio, se puede transformar la vida de muchos.
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