Tres generaciones, un propósito: servir a Dios juntos
Hay historias que tocan el alma y nos recuerdan que el servicio a Dios une a las familias de maneras sorprendentes. Tal es el caso de la familia Tolman, donde una abuela, una madre y una hija están sirviendo simultáneamente en la misma misión de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el área de Asia
Su travesía conjunta es una muestra poderosa de cómo el servicio al Salvador no solo transforma vidas, sino que también fortalece los lazos familiares y la fe en los planes perfectos de Dios.
Todo comenzó con un llamamiento inesperado
La hermana Tanya Tolman, originaria de Malasia, recibió en julio de 2022 un llamamiento que cambiaría su vida: servir como líder de misión en la Misión de Singapur junto a su esposo, el presidente Taitama Tolman. Si bien ya era un reto equilibrar esta nueva responsabilidad con ser madre de cuatro adolescentes, Tanya confió plenamente en Dios.
“No imaginé que mi hija y mi madre se unirían a mí en esta misión”, compartió. “Es cierto que los planes de Dios siempre son mejores que los nuestros”.
Una hija que encontró propósito en el servicio
Un año después, en julio de 2023, la hija de Tanya, la hermana Kiara Tolman, respondió también al llamado de servir. Aunque al principio dudaba de su capacidad, decidió orar y confiar en el Señor. Optó por una misión de servicio, un programa diseñado para jóvenes con talentos específicos que buscan contribuir en áreas locales cercanas.
Kiara se convirtió en una pieza clave en la misión: administra páginas en redes sociales, capacita a misioneros, crea contenido y participa en servicio comunitario. A pesar de sus luchas con la ansiedad, ha descubierto en su misión un propósito mayor.
“Mi misión de servicio me ha permitido vincular mis intereses con la Iglesia y desarrollar habilidades que nunca pensé que tendría”, explicó Kiara. “Sé que ‘Dios preparó una manera más excelente; y es por fe que se ha cumplido’ (Éter 12:11)”.
Una abuela que encontró sanación
Más recientemente, la madre de Tanya, la hermana Linda Yost Barrand, decidió unirse a esta obra sagrada como misionera mayor junto a su esposo, el élder Mark Barrand. Tras la dolorosa pérdida de su hija menor a causa del cáncer, Linda encontró en el servicio una forma de sanar su corazón.
“Dios nos ha colocado en esta ‘órbita humana precisa’ donde no solo podemos bendecir a otros, sino también ser una bendición para mi hija y mi nieta”, comentó Linda.
Su papel como misionera mayor incluye ser un apoyo emocional y espiritual para los jóvenes misioneros, así como compartir su amor por el Evangelio con amigos de la Iglesia.
Una cadena de fe y milagros
La familia Tolman es un testimonio viviente de que el servicio al Señor une corazones y multiplica bendiciones. La hermana Tanya imagina su historia como una cadena de mujeres fuertes, tejidas con fe, esperanza y amor.
“Dios nos conoce, sabe lo que necesitamos y cómo podemos servir mejor”, dijo Tanya. “Todo lo que necesitamos hacer es desear servirle”.
Tres generaciones de mujeres están viviendo milagros diariamente, ya sea viendo la transformación de los misioneros, sintiendo la guía del Espíritu Santo o experimentando la gracia sanadora de Cristo en sus propias vidas.
Al reflexionar sobre esta experiencia, la hermana Amy A. Wright, de la presidencia general de la Primaria, expresó:
“Como nuestro querido profeta, el presidente Russell M. Nelson, testificó: ‘Lo mejor está por venir, porque el Salvador viene de nuevo’. Necesitamos todas las manos, todos los corazones y todas las edades para preparar Su regreso”.
Esta historia nos recuerda que no importa la edad, el lugar o las circunstancias, todos somos llamados a servir y a ser parte de la obra del Señor. Tal vez no se trate de una misión formal, pero cada acto de amor y servicio puede acercarnos más a Él.
¿Qué parte de tu vida está lista para ser entregada al Salvador?
Fuente: The Church News