Nota del editor: Este 2025 marca un siglo desde que un apóstol dedicó Sudamérica para la predicación del Evangelio restaurado de Jesucristo. Y la celebración en Chile fue tan emotiva como histórica.

El sábado 14 de junio de 2025, el espíritu de celebración llenó el corazón de Santiago. Música, danza, recuerdos y fe se unieron para conmemorar los 100 años desde que Sudamérica fue dedicada para la predicación del Evangelio de Jesucristo. Más de 4,000 personas se reunieron en persona, y más de 10,000 se conectaron desde todo Chile para celebrar como una sola familia de fe.
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Uno de los momentos más significativos fue el mensaje del élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien describió la velada como un reflejo del gozo que ofrece el Evangelio:
“Esto es la esencia del Evangelio de Jesucristo, un evangelio de buenas nuevas, que trae felicidad y gozo a los corazones de sus miembros”.
Con música vibrante, coreografías llenas de identidad y rostros radiantes, los Santos chilenos celebraron no solo un legado de fe, sino también el cumplimiento de una promesa profética.

En 1925, el apóstol Melvin J. Ballard profetizó que aunque la Iglesia crecería lentamente en Sudamérica, llegaría el día en que miles se unirían. Hoy, esa promesa se ha cumplido con más de 4 millones de miembros en el continente.
“Jesucristo ha puesto Su mano aquí. Lo hemos visto en Chile y en toda América”, testificó Washington Calquin, Santo de los Últimos Días de quinta generación.
Un homenaje silencioso: El hijo de un apóstol, sepultado en Chile
Durante su visita, el élder Stevenson y su esposa, Lesa, también se detuvieron en un lugar sagrado y poco conocido: la tumba del pequeño Omner Pratt, el hijo del apóstol Parley P. Pratt, quien murió a los 38 días de nacido en 1851, poco después de que sus padres llegaran como los primeros misioneros a Chile.

“Fue un momento profundamente emotivo. Pensamos en los sacrificios de tantos pioneros que lo dieron todo por esta causa”, dijo el élder Stevenson, al observar el antiguo registro con el nombre del pequeño Omner, y agradecer al cuidador del cementerio por permitir que se le rinda homenaje con una placa conmemorativa.
En el “fin del mundo”, también hay luz
Antes de llegar a Chile, el élder Stevenson viajó a Ushuaia, Argentina —la ciudad más austral del mundo—, donde se reunió con el alcalde Walter Vuoto y compartió su testimonio de Jesucristo.

En un devocional especial en esa tierra lejana, él y su esposa invitaron a los Santos a hacer de sus hogares un refugio de paz donde se viva el Evangelio cada día.
Conclusión:
Cien años después de aquella oración profética en Argentina, el Evangelio restaurado sigue tocando corazones desde Santiago hasta Ushuaia. La promesa se ha cumplido… y apenas es el comienzo.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org