Con la invitación que ha hecho el Presidente Nelson para una asamblea solemne durante la conferencia general de abril de 2020, miembros de todo el mundo se preparan para participar en este evento sagrado llamado el Grito de Hosanna. ¿Pero qué es y por qué lo hacemos?
Agitar un pañuelo blanco y gritar “hosanna” puede no ser algo que muchas personas esperan hacer en la conferencia general. Pero cuando nos tomamos el tiempo para comprender el profundo significado histórico y religioso detrás de esto, se vuelve menos inusual y más sagrado.
¿Qué es el Grito de Hosanna?
Aunque es posible que hayas oído hablar de este ritual único de los Santos de los Últimos Días, este no se discute ni se explica muy a menudo.
Durante la Conferencia General de octubre de 2000, los miembros de la Iglesia se preparaban para dedicar el Centro de Conferencias recién terminado, el Presidente Hinckley lo describió de la siguiente manera:
“Ahora, mis hermanos y hermanas, en un momento ofreceré la oración dedicatoria en la cual todos ustedes están invitados a participar. Inmediatamente a la conclusión de la oración dedicatoria, invitamos a cada uno de ustedes que desee participar que se ponga de pie y se una a nosotros en la Exclamación de Hosanna.
Este sagrado saludo al Padre y al Hijo se da en la dedicación de cada uno de los templos; también se ha dado en algunas ocasiones de importancia histórica, como cuando se puso la piedra de coronamiento en el Templo de Salt Lake, y la celebración del centenario de la Iglesia en la conferencia general de 1930.
Consideramos que es apropiado hacer la Exclamación en esta ocasión, al dedicar este grandioso edificio, tarea como la cual quizás jamás volvamos a emprender.
En cualquier mención que los medios de comunicación hagan al respecto se deberá reconocer que para nosotros esto es algo muy sagrado y personal. Suplicamos que se trate con deferencia y respeto.
Demostraré ahora la Exclamación. Cada persona toma un pañuelo blanco limpio, sosteniéndolo por una de las esquinas, y lo agita mientras que repiten todos al unísono: “Hosanna, Hosanna, Hosanna, a Dios y al Cordero”, repitiéndolo tres veces, seguido de “Amén, Amén y Amén””
¿De dónde viene?
Para muchos Santos de los Últimos Días, el origen más común del Grito de Hosanna es el de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cuando la gente lo saludó con gritos de hosanna y agitó las palmas y lo reconoció como el Mesías.
Sin embargo, el gritar hosanna se puede remontar aún más atrás, a la fiesta hebrea de los Tabernáculos.
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Esta celebración, que comenzó y terminó en un día de reposo, implicaba dormir en tiendas temporales, erigidas en memoria de los 40 años que los israelitas estuvieron en el desierto.
También se celebraba el recogimiento de las naciones y la liberación que recibieron de la mano del Señor. Como parte de las festividades, en el séptimo día, que a veces se llamaba “el Gran Hosanna”, se celebraba una reunión especial y se exclamaban gritos de hosanna mientras se agitaban las ramas de la palma. Pero ¿por qué usar la palabra “hosanna”?
La palabra hosanna proviene de dos palabras hebreas que, en términos generales, se traducen como “por favor, sálvanos”. Y aunque la frase se usó al principio como una oración o súplica, finalmente se asoció con la alabanza y el gozo y se usa de esa manera en la actualidad.
Debido a que la fiesta era una celebración, el grito pasó a simbolizar la alegría y el regocijo que sentían.
¿Por qué lo usamos ahora?
Como parte de la antigua Iglesia de Cristo, todavía usamos esta forma sagrada de alabanza. Sin embargo, con el paso de los años, se ha vuelto cada vez menos común, y se usa sólo para ocasiones especiales como la dedicación de templos y las asambleas solemnes.
Hoy en día, también, a menudo se dice con el canto del himno “El Espíritu de Dios” o el “Himno de Hosanna”.
El Presidente Lorenzo Snow describió el Grito de Hosanna de esta manera durante la ceremonia de culminación del Templo de Salt Lake:
“Las palabras de la exclamación ¡Hosanna!, que se dirán hoy durante o después de la colocación de la piedra de coronamiento, fueron presentadas por el presidente José Smith en el Templo de Kirtland, y allí se expresaron en una asamblea solemne donde se manifestó el poder de Dios y se les mostró la visión del Todopoderoso a los hermanos del sacerdocio.
Éste no es un orden común, sino que es —y deseamos que esto se entienda claramente— una exclamación sagrada, y se emplea sólo en ocasiones extraordinarias como la que tenemos ahora ante nosotros.
Asimismo deseamos que se entienda claramente que queremos que los hermanos y las hermanas no sólo digan las palabras, sino que sus corazones estén colmados de gratitud al Dios del cielo, quien ha logrado, a través de nuestro albedrío, esta formidable y extraordinaria labor.”
Otros piensan que la exclamación es un recordatorio de nuestro grito de alegría en la preexistencia, cuando declaramos al unísono con nuestros hermanos y hermanas que apoyaríamos el plan de nuestro Padre Celestial.
Pero tal vez el Elder B.H. Roberts describió mejor el poder de este evento:
“Es imposible permanecer inmóvil en una ocasión así. Parece llenar las praderas o el bosque, el desierto de la montaña o el tabernáculo, con poderosas ondas de sonido; y el grito de los hombres que van a la batalla no puede ser más conmovedor.
Da una salida maravillosa a las emociones espirituales la cual es seguida por un sentimiento de respeto reverencial, un sentido de unidad con Dios.”
¿Cuándo lo usamos?
Uno de las primeros ocasiones registradas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días utilizando el Grito de Hosanna fue durante la dedicación del Templo de Kirtland.
Aquí también es donde se desarrolló el canto del himno “El Espíritu de Dio”” en las dedicatorias del templo, cuyo coro hace eco de palabras similares a las que se encuentran en el Grito de Hosanna. Algunas de las otras ocasiones especiales en las que esta exclamación ha tenido lugar incluyen las siguientes:
– La dedicación del Templo de Kirtland.
– La primera entrada al Valle de Salt Lake.
– La ceremonia de la piedra angular del Templo de Nauvoo.
– La ceremonia de la piedra angular del Templo de Salt Lake.
– La celebración del centenario de la Iglesia.
– La dedicación del Centro de Conferencias.
– La dedicación de un Templo
Estos son sólo algunos de los momentos en la Iglesia después de su restauración en que los miembros han tenido la oportunidad de participar en este evento sagrado y especial.
Así que la próxima vez que tengas la oportunidad de elevar tu voz en hosanna, recuerda el significado de lo que estás haciendo y regocíjate en ello.