Durante un devocional en el Centro de Capacitación Misional (CCM) de Provo el 10 de diciembre, el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió un mensaje inspirador con misioneros de todo el mundo, destacando “el don de enseñar y testificar”.
Durante este devocional, que se transmitió a los otros 10 CCM de la Iglesia a nivel global, el apóstol subrayó la responsabilidad sagrada y las bendiciones que acompañan al servicio misional.
Una responsabilidad compartida
El élder Andersen comenzó enfatizando la responsabilidad compartida entre la Primera Presidencia, el Cuórum de los Doce Apóstoles y los misioneros de tiempo completo de declarar el nombre de Cristo y Su evangelio restaurado al mundo.
“Nos regocijamos juntos de que nuestro llamamiento nos da el privilegio de hablar el nombre de Cristo por todo el mundo,” afirmó, resaltando la santidad de su misión conjunta.
Relacionó esta responsabilidad con la enseñanza del presidente Russell M. Nelson durante la conferencia general de octubre de 2024 acerca del regreso del Salvador.
“Y en todo el mundo habrá un pueblo justo, un pueblo de toda cultura, toda raza, toda nación que creerá en Cristo, lo adorará y le servirá, para que cuando Él venga nuevamente, puedan recibirlo, y eso es lo que estamos haciendo… Este don que le ofrecemos al Señor es el don de enseñar y testificar. Enseñamos y testificamos, y lo hacemos constantemente”.
El élder Andersen le recordó a los misioneros que sus esfuerzos contribuyen a preparar a este pueblo justo para recibir al Salvador en Su Segunda Venida.
El don de enseñar y testificar
El élder Andersen también describió que la habilidad de enseñar y testificar es un don que nos ofrece al Salvador y recibimos de Él.
Los misioneros son llamados a enseñar y testificar constantemente, y, a cambio, el Señor fortalece su capacidad para hacerlo mediante seguridad, confianza y confirmación de su fe.
Citando ejemplos de las Escrituras y testimonios de Pedro, Alma, José Smith y el presidente Nelson, el élder Andersen destacó el poder transformador de este don.
“Este es su llamamiento: enseñar y testificar, y los necesitamos”.
La analogía de la semilla de manzana
Para ilustrar el impacto duradero de los testimonios, el élder Andersen utilizó una manzana como analogía:
“Se pueden contar las semillas en una manzana, pero no se pueden contar las manzanas en la semilla… Se pueden contar los testimonios que comparten, pero no se pueden contar las consecuencias y las bendiciones que esos testimonios traerán”.
Compartió dos ejemplos de cómo los testimonios—uno de hace casi 50 años y otro de su nieto que actualmente sirve en la Misión Milán Italia—condujeron a conversiones, reforzando el impacto eterno del esfuerzo misional.
Asimismo, el élder Andersen reconoció que los bautismos varían en las misiones, pero enfatizó que el éxito se mide por la manera en que los misioneros enseñan, testifican y sienten el Espíritu, más que solo por los números.
“El número de bautismos no es el factor principal porque buscamos a los escogidos dondequiera que se encuentren. Ese no es indicador clave.
Su indicador se basa en cómo enseñan, cuánto enseñan, cómo testifican, cómo se sienten y cuán dispuestos están a llevar ese mensaje a quienes los rodean”.
‘Ustedes son los fieles’
Antes de las palabras de su esposo, la hermana Kathy Andersen destacó la interpretación del coro del CCM de “Venid adoremos”, recordando a los misioneros que ellos son parte de “los fieles” que van a adorar al Salvador a través de su servicio.
Reafirmando a quienes pudieran sentir incertidumbre, la hermana Andersen testificó del llamamiento apostólico del élder Andersen y de la guía del Señor en sus misiones.
“Si hay entre ustedes quienes, al comenzar este momento extraordinario en sus vidas, sienten miedo, preocupación o incertidumbre, el Señor ha enviado esta noche a uno de Sus siervos para consolarlos y traerles Su mensaje”.
Finalmente, el élder Andersen concluyó expresando su gratitud hacia los misioneros y compartiendo un poderoso testimonio de Jesucristo.
Les recordó su papel como receptores de la fe de otros y su responsabilidad de compartir esa fe.
“Al enseñar y testificar, el Señor envía Su Espíritu sobre nosotros, crecemos y nos convertimos en lo que esperamos llegar a ser”.
Fuente: Church News