Reconocido por ser el deporte más popular del mundo, es también el deseo de miles de jóvenes de jugarlo profesionalmente. Niños desde temprana edad acompañados de sus padres comienzan su carrera por la vida con el deseo de formar parte del deporte más popular del mundo, el fútbol.
El número de jóvenes que desde niños con sus familias comienzan con ese deseo se podría definir como enorme, aunque muchos se van quedando en el camino, muchos por falta de apoyo de sus padres, algunas veces por falta de calidad futbolística, algunos ven en los estudios y no en el deporte una mayor forma de progreso, para culminar con pocos de aquellos que llegan al anhelado sueño futbolístico. Y aunque ahí no termina todo, aún hay que tocar puertas, seguir demostrando el talento para llegar desde las divisiones inferiores y cruzarse con personas con el mismo sueño hasta cumplir el sueño anhelado por muchos, debutar en primera división.
El mismo sueño de muchos, fue el mismo sueño para un joven en América del Sur, nacido en Buenos Aires, Argentina, Guillermo Franco fue desde niño desarrollando sus cualidades futbolísticas y siendo partícipe de cómo el camino hacia el futbol profesional no era fácil, ya que tuvo que cruzarse con cada una de las trabas o pruebas con las que puede cruzarse un joven futbolista. Una de ellas y que estuvo a punto de alejarlo del futbol fue la enfermedad de su padre, que ocasionó ya no pudiera acompañarle más a las canchas. Ese momento fue el más difícil ya que tuvo que trabajar en el club para el cual jugaba en ese momento el Valentín Alsina debido a que no podía costear la cuota, tuvo que lavar ropa, también trabajó como cobrador de la entrada en el club, entre otras cosas y con eso tuvo el suficiente dinero para cumplir su sueño en su intento por una carrera futbolística.
Aunque el sueño de este joven seguía siendo el ser futbolista, hubo un acontecimiento que marcó su carrera para bien, un hecho que ni él ni su familia esperaban, algo fuera del fútbol que cambió la decisión de aquel joven que desde niño quería ser futbolista profesional.
Un giro en su vida
Cuando a la edad de 19 años en el año 2002 su madre recibió a dos jóvenes en su hogar él ya es estaba jugando para las reservas del Lanús, esos dos jóvenes conocidos como misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en palabras de Guillermo: “Hicieron cambiar todo en nuestras vidas y nos sentimos más cerca de Dios”.
A pesar de estar cumpliendo su sueño futbolístico, eso no fue un impedimento para que este joven, después de escuchar a los misioneros junto a su madre se bautizara en la Iglesia.
Así comenzó su “carrera” como miembro de la Iglesia, después de pertenecer durante más de 2 años a ella, sintió el deseo se seguir los pasos de cada joven miembro de la Iglesia, ser misionero de tiempo completo durante dos años de su vida. No era una decisión fácil ya que para un joven futbolista el tomar la decisión de alejarse 2 años de las canchas puede terminar su carrera, no fue tampoco fácil para Guillermo, que para ese momento con 21 años, un futuro grande en el futbol profesional, con un contrato de fútbol lo cual le aseguraba dinero, con la presión de compañeros y amigos, tomó lo que hasta ese momento sería una de las decisiones más importantes de su carrera, dejó el futbol por dos años para servir como misionero, y aquel joven fue partícipe de ver cómo el evangelio bendice a las familias, donde vivió de la misma manera que cualquier joven misionero, y aprendió a conocer y amar al Salvador Jesucristo
Fue llamado a servir en la misión Argentina Mendoza. Las bendiciones que recibió fueron las mismas que prometen las escrituras (Mosíah 15:14-17) y que al conocer el Evangelio se multiplicaron a las que ya tenía. Fue el tiempo que él considera hermoso y que después de 2 años terminó, donde su mayor aprendizaje sin remuneración fue aprender de los problemas y vivir las experiencias de vida de otras personas. Después de estos dos años, su sueño se convirtió en casarse, formar una familia, y el vivir del fútbol.
Regresó a su hogar en Buenos Aires y continuó su carrera futbolística, y fue pieza fundamental de su club para volver a primera división. Él es Guillermo Franco un joven que desde niño deseó ser futbolista y que a pesar de las dificultades continuó, cuya vida tomó un giro al tomar una decisión que la cambió totalmente y cambió su manera de pensar al tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Esta decisión a la larga le ayudó a cumplir los grandes sueños que tenía como persona, jugar en primera división y vivir del fútbol, ser misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y formar una familia.
Soy Lehi Vega, tengo 24 años y vivo en México. Soy miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días desde mi infancia y serví una misión en Perú. Soy segundo consejero de la organización de Hombres Jóvenes del Barrio Tecnológico, de la Estaca Celaya. Me encanta la música y cantar, así como correr y el fútbol.