Se compartieron dos discursos de la Conferencia General más reciente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el sitio web del simposio “Fe y prosperidad: Estrategias para prevenir y sanar el abuso sexual infantil” de Harvard.
¿Cuáles fueron los dos discursos? “No como el mundo la da” del élder Jeffrey R. Holland y “Conversaciones esenciales” de la hermana Joy D. Jones.
También te puede interesar: Presidenta Bingham comparte su hermosa experiencia al adoptar niños
El simposio, que se realizó el 8 de abril de 2021, brindó a los participantes “una oportunidad única para interactuar con académicos, profesionales de la salud pública y mental, expertos en prevención del abuso infantil y líderes religiosos de diversas tradiciones religiosas.
Se compartieron experiencias, se descubrieron nuevos recursos y se identificaron estrategias que se pueden implementar para prevenir el abuso sexual infantil y fomentar la sanación de los sobrevivientes de abuso en sus comunidades”.
Los dos discursos de la Conferencia General se compartieron junto con otros siete videos de líderes de otras religiones. Entonces, ¿Qué tenían estos dos discursos para contribuir a la conversación?
Hermana Jones, “Conversaciones esenciales”
La hermana Jones, que fue relevada como Presidenta General de la Primaria durante la última Conferencia General, dijo los siguiente sobre los niños:
“[El Padre Celestial] confía en nosotros para que los valoremos, los respetemos y los protejamos como hijos de Dios.
Eso significa que nunca los lastimaremos física, verbal o emocionalmente, de ninguna manera, aun cuando estemos sometidos a tensiones y presiones muy grandes.
Por el contrario, valoramos a los niños y hacemos todo lo que podemos para combatir los males del abuso o el maltrato. Su cuidado es primario para nosotros, como lo es para Él”.
Élder Holland, “No como el mundo la da”
El élder Holland habló sobre las diferentes formas de abuso en su discurso:
“O quizás vemos otras formas de abuso e indignidad.
Cuánto mayor cuidado debemos tener los discípulos del Señor Jesucristo para no incurrir en tales conductas.
En ningún caso debemos ser culpables de ejercer abuso o injusto dominio o coerción inmoral, ni física, emocional, eclesiástica ni de cualquier otro tipo.
Hace unos años, recuerdo que sentí el fervor con el que el presidente Gordon B. Hinckley habló a los hombres de la Iglesia acerca de aquellos que él llamó ‘tirano[s] en su propio hogar’.
‘Qué fenómeno tan trágico y absolutamente repugnante es el abuso de la esposa’, dijo.
‘Cualquier hombre de esta Iglesia que abuse a su esposa, la degrade, la insulte, que ejerza injusto dominio sobre ella, es indigno de poseer el sacerdocio […] es indigno de poseer una recomendación para el templo’.
Igualmente, infame, dijo, era cualquier forma de abuso de niños, o cualquier otro tipo de abuso.
En demasiadas ocasiones, hombres, mujeres e, incluso, niños que de otro modo serían fieles pueden ser culpables de hablar de manera poco amable, incluso destructiva, a aquellos con los que pueden estar sellados por una ordenanza sagrada en el templo del Señor.
Todas las personas tienen el derecho de ser amadas, sentir paz y encontrar seguridad en el hogar.
Les ruego que todos nos esforcemos por mantener allí esa clase de ambiente.
La promesa de ser pacificadores es que tendrán el Espíritu Santo como su compañero constante y las bendiciones fluirán a ustedes ‘sin ser compelid[as]’ para siempre jamás.
Nadie puede hacer uso de una lengua mordaz o de palabras descorteses y todavía ‘cantar la canción del amor que redime’”.
Puedes acceder a los otros recursos de Harvard haciendo clic aquí.
Esta es una traducción del artículo que fue publicado originalmente en LDS Living con el título “Harvard symposium for prevention of child sexual abuse shares 2 general conference talks on website”.