Durante una reciente conferencia en el Vaticano, el élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, compartió un mensaje que resuena profundamente en esta nueva era digital: la inteligencia artificial necesita tener principios morales, un fundamento ético y un respeto real por la fe.
El élder Gong participó en el “Rome Summit on AI Ethics”, un encuentro internacional realizado en la Ciudad del Vaticano, donde líderes religiosos, académicos y expertos debatieron sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la sociedad moderna.

Allí, el Apóstol enseñó que la Iglesia no teme al avance tecnológico, pero sí reconoce la importancia de guiarlo con sabiduría y responsabilidad.
“No tememos a la inteligencia artificial, ni creemos que sea la respuesta a todo. La IA no es la suma ni la solución de todos nuestros problemas o oportunidades.”
Para él, el desafío no es detener la innovación, sino asegurarse de que esté orientada hacia el bien común.
“Cuando promovemos estándares éticos y basados en la fe, centrados en el ser humano, y cuando incorporamos en la IA una brújula moral, afirmamos nuestra identidad divina y promovemos el florecimiento humano para el bien común”, declaró.
Una herramienta que debe reflejar la verdad

Durante el evento, el élder Gong también expresó su preocupación por cómo los sistemas de inteligencia artificial representan la religión y la espiritualidad.
Cada vez más personas recurren a estos programas para hacer preguntas sobre fe, doctrinas o creencias. Por eso, dijo:
“Retratar las tradiciones de fe con precisión y respeto no es una imposición religiosa sobre la IA, es una necesidad pública.”
Aseguró que el ideal sería que la inteligencia artificial ofreciera información precisa, no discriminatoria y respetuosa sobre todas las creencias, ya que su influencia crece rápidamente como fuente principal de conocimiento.
Un proyecto con propósito

El Apóstol reveló que programadores Santos de los Últimos Días de la Universidad Brigham Young (BYU) ya están desarrollando una herramienta de inteligencia artificial propia, destinada a evaluar qué tan bien los sistemas existentes representan la religión y la fe.
El proyecto no es exclusivo, pues ya se está realizando en colaboración con universidades católicas, evangélicas y judías como Baylor, Notre Dame y Yeshiva University.
“Esperamos sumar a otras instituciones del mundo, para reflejar la diversidad de tradiciones éticas y religiosas”, explicó el élder Gong.
Esta iniciativa busca crear una comunidad de diálogo donde la tecnología y la espiritualidad se encuentren para servir mejor a la humanidad.
Un llamado a mantener la perspectiva divina

El élder Gong también advirtió sobre los peligros del uso irresponsable de la inteligencia artificial, mencionando la adicción digital, la manipulación emocional, el contenido inapropiado y los algoritmos que fomentan la ira o la dependencia.
Dijo con claridad:
“Dios es Dios. La inteligencia artificial no lo es ni puede serlo.”
Y recordó que la Iglesia está estableciendo protocolos para prevenir el uso indebido de esta tecnología, como los “deep fakes”, la dependencia emocional o suplantaciones de mensajes sagrados.
“Advertimos contra convertir la inteligencia artificial en un sustituto de lo que no es, como una fuente divina de inspiración.”
La revelación sigue siendo la guía

En un mundo donde la tecnología parece avanzar más rápido que la reflexión, el mensaje del élder Gong nos recuerda que la revelación divina sigue siendo superior a cualquier algoritmo.
La inteligencia artificial puede ser una gran herramienta para el progreso, pero necesita ser guiada por valores, principios y fe.
El élder Gong concluyó su participación resaltando que el verdadero progreso tecnológico ocurre cuando reconocemos nuestra identidad divina y actuamos con un propósito moral claro.
“La inteligencia artificial puede ayudarnos a florecer como humanidad, pero solo si recordamos quiénes somos realmente ante Dios.”
Como Santos de los Últimos Días, creemos en la inspiración continua. Las herramientas cambian, pero el principio es el mismo: todo conocimiento debe servir para edificar, no para reemplazar al Creador.
Fuente: Church News



