A cinco meses después de los devastadores incendios en el sur de California, señales de vida comienzan a emerger entre las cenizas: flores brotan y pasto verde cubre terrenos que antes albergaba hogares. Pero más allá de esta recuperación natural, hay una restauración humana que también está ocurriendo.
En Pasadena, cientos de sobrevivientes están encontrando consuelo, recursos y esperanza gracias a un esfuerzo conjunto liderado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Durante seis días, el centro de estaca de Pasadena de la Iglesia se ha transformado en un Centro de Recursos Multiagencia (MARC). En colaboración con la Cruz Roja Americana, Emergency Network Los Angeles (ENLA) y una red de organizaciones aliadas, el evento ofrece un espacio integral donde más de 2,500 hogares afectados por los incendios pueden recibir asistencia directa.

El presidente de la junta de ENLA, Michael Flood, comentó lo siguiente:
“Una organización puede hacer algo, pero cuando todos se unen, la respuesta es mucho más efectiva”.
El MARC funciona como una ventanilla única: en un solo lugar, las víctimas pueden acceder a ayuda legal, asesoría sobre seguros, orientación emocional y espiritual, distribución de artículos esenciales como kits de higiene, purificadores de aire, alimentos y agua, entre otros. También se ofrece orientación sobre vivienda, empleo, remoción de escombros, y asesoría de agencias como FEMA y la Administración de Pequeños Negocios (SBA).
Para Zara Ciccotelli, sobreviviente del incendio Eaton, la experiencia ha sido profundamente reconfortante.
“Es increíble ver a tantas personas dedicando su tiempo para ayudarnos. Pensamos que la ayuda desaparecería con el tiempo, pero hoy hay mucha gente aún dispuesta a ayudar. Eso te da esperanza”.
Una Iglesia que sirve a su comunidad

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no solo facilitó el edificio, sino que ha movilizado a más de 1,200 voluntarios locales que han contribuido con más de 7,000 horas en labores de limpieza, distribución de alimentos y acompañamiento. También han proporcionado traducción en distintos idiomas, gracias a miembros que han servido en misiones internacionales. El presidente de estaca en Pasadena, Shaun Jorgensen, compartió lo siguiente:
“El evento ha sido una oportunidad para actuar en lugar del Salvador y extender la mano a quienes lo necesitan”.
Uno de esos voluntarios es Josh Smith, miembro de la Iglesia y también sobreviviente del incendio. Para él, servir en el edificio donde normalmente asiste cada domingo tiene un significado especial.
“Queremos representar a Cristo y mostrar que estamos aquí para nuestra comunidad”.

Incluso los misioneros jóvenes de la Iglesia se han sumado con entusiasmo.
“Nunca he escuchado a un misionero decir ‘no’. Siempre encuentran una forma de ayudar”.
Además de la Iglesia y la Cruz Roja, organizaciones como LA Works han coordinado la logística de voluntariado. Según Valerie Cox, de HCRN, este tipo de eventos ayuda a los sobrevivientes a “ver un camino hacia adelante” en medio de la confusión y el dolor.
“Estas personas están abrumadas solo tratando de vivir. Sentarse con alguien que pueda ayudarlas o guiarlas al siguiente paso puede marcar la diferencia”.

Los MARC previos han demostrado su impacto. En marzo, un MARC en Palisades brindó más de $1.8 millones en ayuda a 1,500 hogares. Otro evento en Pasadena en enero entregó más de $11.5 millones en asistencia directa.
Aunque el evento en Pasadena tiene una duración de seis días, su mensaje es claro: la recuperación es un proceso a largo plazo, y la comunidad no está sola.
Alexis Helgeson, especialista en recuperación comunitaria de la Cruz Roja, afirmó:
“Pensar en décadas de recuperación es abrumador, pero esta iniciativa demuestra que no los hemos olvidado”.
Al igual que las flores que emergen entre las ruinas, la esperanza también florece cuando una comunidad se une para sanar.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org