Nota del editor: Este artículo destaca un emocionante paso hacia la sostenibilidad liderado por instituciones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Hawái. Un ejemplo poderoso de cómo el Evangelio y el cuidado del planeta pueden ir de la mano.
En la costa norte de Oahu, Hawái, un sueño sustentable comienza a hacerse realidad. La Universidad Brigham Young–Hawái, el Templo de Laie y el Centro Cultural Polinesio —tres instituciones fundamentales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días— están en camino de operar completamente con energía independiente para el año 2026.
Pero este esfuerzo va más allá de paneles solares y baterías. Tiene sus raíces en un principio ancestral hawaiano llamado “kuleana”, que significa mayordomía responsable. Para el presidente de BYU–Hawái, John S. K. Kauwe III, este valor es profundamente espiritual.
“En el antiguo Hawái no existía el concepto de poseer la tierra. Se te confiaba el uso de la tierra para bendecir a otros”, explicó. “Está completamente alineado con nuestro mandato del Evangelio de ser administradores justos del mundo natural”.
Energía del sol para un propósito mayor
El proyecto ya está en marcha: cuatro hectáreas de paneles solares cubren estructuras de estacionamiento y techos en el campus. ¿Lo mejor? Además de producir energía limpia, dan sombra y protección a los autos.
Y esto es solo el comienzo. Una nueva planta solar de siete hectáreas y ocho bancos de baterías proporcionarán suficiente energía no solo para BYU–Hawái, sino también para el Templo de Laie y el Centro Cultural Polinesio (PCC).
“Con eso tendremos toda nuestra necesidad eléctrica cubierta, más cinco días de respaldo, todo gracias al sol”, explicó Kevin Schlag, vicepresidente de operaciones de la universidad.
Además, sistemas de enfriamiento con agua reciclada, viviendas diseñadas para ventilación natural, grifos de bajo consumo, iluminación inteligente y riego eficiente son parte del esfuerzo.
Un campus que enseña con el ejemplo
Esta transformación no solo beneficia al planeta, sino también a los más de 3,000 estudiantes de BYU–Hawái, quienes aprenden en carne propia cómo vivir de forma sostenible.
Uno de ellos es Eddie Heng, de Camboya, quien transformó una zona descuidada en un jardín de hierbas frescas que ahora abastece al comedor del campus.
“Me inspira poder cultivar alimentos que les recuerden a los estudiantes de Asia y de las islas su hogar”, dijo.
Además, el programa “Edible Campus” incluye árboles frutales accesibles para los estudiantes. “Si tienen hambre camino a clase, pueden tomar fruta directamente del árbol”, señaló Schlag.
Centro Cultural Polinesio: innovación en cada plato
El PCC también avanza con firmeza hacia la sostenibilidad. Tiene paneles solares en sus edificios y ha incorporado tecnología de última generación en su cocina:
- Hornos inteligentes que cocinan diferentes platillos a distintas temperaturas simultáneamente.
- Robots ayudantes que transportan platos sucios y liberan tiempo para los trabajadores.
- Un sistema “cook-to-order” que evita el desperdicio preparando solo lo necesario.
¿Y los restos de comida? Se reutilizan para alimentar a 400 empleados estudiantes o se donan a organizaciones que ayudan a personas sin hogar. Hasta los desechos orgánicos se destinan a agricultores locales.
“Solo tenemos una isla”, comentó una de las responsables del comedor. “Y queremos cuidarla”.
Un esfuerzo global con impacto local
Este compromiso con la energía limpia no es exclusivo de Hawái. Actualmente, más de 750 centros de reuniones de la Iglesia en todo el mundo funcionan con energía solar, desde México hasta Ghana, y desde Brasil hasta islas remotas del Pacífico.
“Es una bendición poder usar esta tecnología para transformar vidas”, expresó el élder Peter F. Meurs, presidente del Área Pacífico de la Iglesia.
Un modelo a seguir
El esfuerzo conjunto de BYU–Hawái, el Templo de Laie y el PCC no solo es un ejemplo brillante de innovación y colaboración, sino también una lección viva del Evangelio: cuidar la tierra es parte de nuestro discipulado.
Con visión, fe y responsabilidad, estas instituciones están iluminando el camino hacia un futuro más limpio, más verde y más lleno de propósito. Y todo comienza con un principio sencillo, pero poderoso: kuleana.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org