Cuidar de la tierra no es solo una responsabilidad ambiental; es un principio espiritual para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Este compromiso, que se basa en enseñanzas inspiradas de las Escrituras y de los líderes de la Iglesia, ha llevado a iniciativas impresionantes que no solo benefician al planeta, sino que también reflejan el amor de Dios por Sus hijos y por Su creación.
Recientemente, la Iglesia logró un ahorro de 2 millones de dólares anuales en consumo de energía gracias a la implementación de prácticas sostenibles y gestión activa de recursos. Pero este logro es solo una parte de una estrategia global más amplia.
Sostenibilidad: Una prioridad espiritual y operativa
Jenica Sedgwick, gerente de sostenibilidad de la Iglesia, explicó en el podcast Church News que estas iniciativas se derivan de una guía clara de la Primera Presidencia. Citando las palabras del presidente Russell M. Nelson en su discurso La Creación (abril de 2000):
“Debemos cuidar la tierra, ser administradores sabios sobre ella y preservarla para las generaciones futuras”.
Bajo la dirección del Obispado Presidente, la Iglesia ha integrado principios de sostenibilidad en todas sus operaciones diarias, desde templos y casas de reunión hasta granjas y almacenes de bienestar.
El enfoque no es tratar la sostenibilidad como algo aislado, sino como una prioridad inherente a su funcionamiento.
Innovación con impacto global
Los esfuerzos de sostenibilidad de la Iglesia no solo benefician el medioambiente, sino que también fortalecen a las comunidades y generan oportunidades para compartir el Evangelio. Por ejemplo:
- Paneles solares en África Occidental: Proveen energía sostenible y permiten que los edificios de la Iglesia sean utilizados por la noche para actividades como clases de BYU-Pathway Worldwide y reuniones misioneras.
- Proyectos en Brasil: Los paneles solares han despertado la curiosidad de la comunidad, lo que lleva a muchos a aprender más sobre la Iglesia y sus creencias.
- Conservación del agua: En lugares propensos a la sequía, se han realizado cambios como la instalación de sistemas inteligentes de riego y la transición a especies de plantas resistentes al clima, ahorrando miles de millones de galones de agua.
Además, la Iglesia emplea prácticas sostenibles en la ganadería y la agricultura, fomenta el reciclaje y el diseño de empaques responsables, y trabaja activamente para reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire.
Un llamado al discipulado
El cuidado de la tierra no es solo una responsabilidad operativa para la Iglesia; es un componente esencial del discipulado. Como enseñó el obispo presidente Gérald Caussé en su discurso Nuestra administración terrenal:
“El cuidado de la tierra y de nuestro entorno natural es una responsabilidad sagrada que nos confía Dios… También es un componente integral de nuestro discipulado”.
Sedgwick subrayó que el cuidado de la tierra está estrechamente vinculado al amor por el prójimo. Cuando entendemos el amor que Dios tiene por Sus creaciones y por cada uno de Sus hijos, nos sentimos inspirados a actuar con gratitud y responsabilidad.
Mirando hacia el futuro
Con estos esfuerzos, la Iglesia demuestra cómo el cuidado de la tierra y la fe pueden ir de la mano. No solo se trata de ahorrar recursos, sino de actuar en armonía con los principios eternos del Evangelio.
Tal como se menciona en Doctrina y Convenios 59:18-20, toda creación divina fue hecha para el beneficio y gozo del hombre, pero con la responsabilidad de usarlas con sabiduría y moderación.
Este recordatorio inspira a los Santos de los Últimos Días a ser mejores administradores de los recursos de Dios, asegurando un legado de cuidado y amor para las generaciones futuras.
La Iglesia no solo ahorra energía y recursos; ahorra esperanza para el futuro, mostrando que pequeñas acciones conscientes pueden generar un impacto eterno.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org