En una historia que nos recuerda que la fe puede mover montañas —y también cruzar océanos—, un grupo de jóvenes Santos de los Últimos Días de Bora Bora cumplió un sueño: viajar casi 8,000 kilómetros para asistir en persona a la Conferencia General en Salt Lake City.

jóvenes cumplen su sueño al llegar a la Conferencia General
Después de dos años de ahorro, recaudaciones de fondos, ventas de comida y lavado de autos, estos 52 jóvenes y sus líderes aterrizaron en el Aeropuerto Internacional de Salt Lake el lunes previo a la conferencia, emocionados por lo que les esperaba.
“Estamos muy contentos de estar aquí. Muy agradecidos por toda la ayuda que hemos recibido de nuestros amigos en Utah”, dijo Tania Manea, una de las líderes del grupo.
Un viaje que nació de la fe
Bora Bora, una isla paradisíaca ubicada en las Polinesias Francesas, puede parecer lejana del centro de la Iglesia en Utah, pero la distancia nunca fue un obstáculo cuando el corazón está lleno de fe.
El grupo enfrentó desafíos financieros importantes, pero con determinación y mucho trabajo en equipo, cada paso hacia su meta se volvió una expresión de amor por el evangelio.
“Fue muy caro, pero fuimos realmente bendecidos”, compartió Tania. “Hicimos mucha recaudación de fondos”.
Actividades, música y emoción
Al llegar a Utah, fueron recibidos por la familia Heaton, quienes los han acompañado durante su estadía.
“Han trabajado mucho para lograr esto. Vender comida, lavar autos, organizar eventos… llegar desde Bora Bora no es fácil”, dijo Shawn Heaton.
Durante su semana en Utah, los jóvenes participarán en diversas actividades, compartirán música y cultura, y por supuesto, vivirán uno de los momentos más esperados de sus vidas: ver la Conferencia General en vivo desde el Centro de Conferencias.
“Para la mayoría de nosotros, es la primera vez. Estamos muy emocionados”, agregó Tania. “Aunque estamos a miles de kilómetros de distancia, sentimos el amor del Señor por nosotros, y eso es realmente especial”.
Por ahora, hay un pequeño reto inesperado: el clima seco de Utah. “No pudimos conseguir suficiente ChapStick. Sus labios están tan secos que tenemos que comprar más y más”, bromeó Shawn.
Más que un viaje, un testimonio
Este no es solo un viaje de turismo. Es una expresión de fe profunda, sacrificio sincero y amor por el Salvador. Estos jóvenes nos recuerdan que cuando el deseo de acercarse a Cristo es genuino, las barreras geográficas o económicas se vuelven pequeñas frente al poder del evangelio.
Y como ellos mismos lo han demostrado, no hay distancia demasiado larga cuando el destino es estar más cerca de Dios.
Fuente: ksltv.com