Hace más de un año, en las comunidades de Hobart y Glenorchy, Tasmania, un grupo de jóvenes y líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días decidió embarcarse en una misión especial.
El objetivo era financiar el viaje de los jóvenes al Templo de Sydney, Australia, ubicado a más de 1,000 kilómetros de distancia de sus hogares.
La idea surgió durante una reunión donde Steven Woodford, obispo del barrio de Hobart, compartió una historia familiar inspiradora. Hace varias décadas, su abuelo, padre y tíos habían plantado y vendido papas para comprar un terreno destinado a la construcción de una capilla.
¿Por qué no aplicar la misma idea para financiar el viaje de los jóvenes al templo? Con el apoyo del miembro local Gary Carmichael y otros líderes y jóvenes, se pusieron manos a la obra.
Cultivaron, cosecharon, vendieron y donaron papas
Los jóvenes de Hobart no solo plantaron, sino que también cultivaron, cosecharon y vendieron una gran cantidad de papas. Durante fines de semana y vacaciones escolares, trabajaron arduamente en el campo, demostrando su compromiso y dedicación.
La cosecha de papas no solo les permitió financiar el viaje, sino que también fue una oportunidad para ayudar a la comunidad. Vendieron papas a miembros locales y donaron muchas a grupos comunitarios y otras iglesias, extendiendo así su espíritu de servicio.
Además de trabajar en el campo, los jóvenes se prepararon espiritualmente recopilando información de sus antepasados a través de FamilySearch.org.
Más de 500 bautismos por sus antepasados
El 15 de abril, tras un año de esfuerzo, 28 jóvenes de 11 a 18 años, acompañados por sus padres y líderes, se reunieron en el aeropuerto de Hobart con emoción y esperanza. Estaban listos para emprender el viaje que tanto habían anhelado.
Una vez en el Templo de Sydney, realizaron más de 500 bautismos por sus antepasados. Los jóvenes mayores guiaron a los más nuevos, creando un ambiente de apoyo y camaradería.
En Sydney, los jóvenes de Hobart se reunieron con otros jóvenes de Devenport y de Sydney, Australia para compartir juegos y comidas, fortaleciendo lazos y creando recuerdos inolvidables.
Al regresar a Tasmania, los jóvenes fueron invitados a hablar durante la reunión sacramental, compartiendo sus experiencias y testimonios.
Ripley Yost del barrio de Glenorchy expresó con emoción:
“Lo pasé genial en el templo. Fue hermoso cuando todos estábamos sentados en silencio, sintiendo el Espíritu. Esta vez pude bautizar a mis amigos, y fue gratificante saber que estábamos ayudando a otros”.
Los jóvenes de Hobart demostraron que, con esfuerzo y dedicación, es posible lograr grandes cosas y, al mismo tiempo, fortalecer la fe y la comunidad.
Esta historia es un testimonio de cómo la fe, el trabajo duro y la unión pueden llevar a alcanzar metas significativas y espiritualmente enriquecedoras.
Fuente: The Church News