En Farmington Hills, un tranquilo suburbio cerca de Detroit, un grupo de líderes locales decidió enfrentar la desconfianza y división que el tiempo había sembrado entre vecinos de diferentes razas, religiones y culturas.

Podría parecer una historia más sobre iniciativas comunitarias, pero lo que ellos hicieron fue distinto. 

En lugar de organizar grandes discursos o campañas, eligieron empezar con algo pequeño: escucharse.

Cuando el cambio empieza con una conversación

Miembros de la comunidad de Farmington Hills conversan alrededor de una fogata el 25 de agosto de 2025. De izquierda a derecha: la reverenda Patricia Coleman-Burns, Amy Day, Jeff Day y Greg Smith. Imagen: Greg Geiger

El presidente de estaca, Jeff Day, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocía bien la historia de su ciudad. Detroit fue un punto de encuentro para miles de inmigrantes que llegaron buscando un mejor futuro, pero también una tierra marcada por tensiones sociales.

Con el paso del tiempo, esa mezcla de historias y heridas dejó grietas difíciles de sanar. Por eso, cuando se presentó la oportunidad de participar en un programa llamado “Bridging to Belonging” (Puentes para Pertenecer), él supo que era momento de actuar con fe, no con miedo.

El programa reunía a personas con distintos trasfondos para conversar sobre sus experiencias y descubrir qué valores compartían. No se trataba de debatir o convencer, sino de aprender a confiar nuevamente, cara a cara. De esas conversaciones nacieron amistades, comprensión y el deseo genuino de servir juntos.

“Una de las cosas más impactantes fue aprender a mostrarme presente para los demás”, compartió el presidente Day. 

La clave fue la confianza no se impone, se construye con presencia. Con el tiempo, los miembros del grupo comenzaron a acompañarse en sus reuniones, celebraciones y actividades religiosas. No importaban las diferencias doctrinales o culturales; todos hablaban el mismo idioma: el del respeto y la empatía.

En palabras del presidente Day: 

“No puedes amar a las personas de forma selectiva. O amas a todos, o no has entendido todavía el Evangelio”.

Esa idea resonó profundamente en una comunidad cansada de divisiones. Amar, incluso cuando no entendemos al otro, también es una forma de predicar.

Juneteenth: una celebración que unió corazones

La reverenda Patricia Coleman-Burns se dirige a los miembros de la comunidad en una celebración del Juneteenth en Farmington Hills el 19 de junio de 2025. Imagen: Jeff Day

El siguiente paso llegó con Juneteenth, el día que conmemora el fin de la esclavitud en Estados Unidos. Durante años, la pastora Patricia Coleman-Burns había intentado mantener viva esa celebración en su ciudad, pero a menudo se sintió sola y malinterpretada.

Cuando el grupo de Bridging to Belonging decidió unirse a su causa, algo cambió. La celebración se convirtió en un espacio para las familias, líderes, policías, niños y vecinos de diferentes religiones.

“El ambiente era distinto. La gente podía hablar con libertad, o simplemente escuchar. El respeto estaba presente, incluso en el silencio”, recordó la pastora.

Ese día, los bomberos jugaron con los niños, los policías participaron en las actividades y la comunidad vio con sus propios ojos lo que puede pasar cuando se elige confiar.

Amar más allá de las diferencias

En tiempos donde abundan las divisiones, esta comunidad de Míchigan nos recuerda que la confianza también puede ser un acto de fe. Imagen: Homes.com

Hoy, este pequeño grupo de Farmington Hills ha sido reconocido a nivel nacional por sus esfuerzos para construir unidad. 

Pero su logro más grande no fue el premio, sino el testimonio sobre que el amor puede ser más fuerte que el prejuicio, cuando decidimos escucharnos.

“Puede que no pensemos igual en todo, pero compartimos el mismo deseo de hacer el bien”, dijo el presidente Day.

Esa es, en esencia, la lección del Evangelio, la verdadera pertenencia nace cuando reconocemos que todos somos hijos de Dios, incluso si no creemos ni vivimos exactamente igual.

En tiempos donde abundan las divisiones, esta comunidad de Míchigan nos recuerda que la confianza también puede ser un acto de fe.

Fuente: Church News 

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