Nota del editor: Lo que vas a leer es más que una historia de recuperación. Es una historia de fe, oraciones respondidas y la determinación de un joven discípulo de Jesucristo que se negó a rendirse.

Cuando el élder Tressler fue electrocutado y cayó desde un edificio de tres pisos mientras servía como misionero en México, su vida cambió para siempre. El impacto fue devastador: cayó de cabeza y quedó gravemente herido. Durante semanas, su recuperación parecía un camino incierto… pero el cielo no se quedó en silencio.

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Miles de personas se unieron en oración. Su madre, Skype Tressler, compartió recientemente una actualización que ha conmovido a todos los que siguieron su historia desde diciembre:

“No tengo palabras para agradecer todas sus oraciones. Él es, sin duda, un milagro viviente gracias a ustedes y a su fe”.

La fe de muchos, el milagro de uno

Tras el accidente, el joven misionero enfrentó una larga recuperación. Su cuerpo luchó, su espíritu resistió, y poco a poco, las oraciones que se alzaban por él comenzaron a verse reflejadas en cada pequeño progreso.

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Y ahora, contra todo pronóstico, el élder Tressler ha vuelto a México.
Esta misma semana, regresó para completar su misión con más fuerza, fe y gratitud que nunca.

“Gracias desde el fondo de mi corazón”

Las palabras de su madre lo dicen todo. Su agradecimiento es profundo, pero también su testimonio de que los milagros sí existen, y de que la obra misional no se detiene ante la adversidad.

Cuando un misionero regresa… con más luz

El regreso del élder Tressler no es solo un logro físico, es un recordatorio poderoso para todos nosotros:

  • Que la fe mueve montañas… y restaura cuerpos.
  • Que las oraciones colectivas pueden traer consuelo y sanación.
  • Que el deseo de servir a Jesucristo puede superar cualquier prueba.

Un testimonio viviente

El élder Tressler continúa su misión en México, no solo como un misionero más, sino como un testimonio viviente de la misericordia de Dios, la fortaleza de un discípulo y el poder de un pueblo que ora unido.

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Porque los milagros no siempre son instantáneos. A veces, son jóvenes que caen… y vuelven a levantarse.

Fuente: Skye Tressler en Facebook

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