Cómo un grupo de misioneros ayuda a que 37 niños redescubran su sonrisa

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En una cálida mañana de marzo en Lima, un grupo de 16 misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Día se reunió con un propósito muy especial: llevar esperanza y una sonrisa a 37 niños que enfrentarán cirugías reconstructivas. 

El 10 de marzo de 2025, en el Hospital Dos de Mayo, estos jóvenes misioneros de la Misión Perú Lima Este se pusieron en marcha para apoyar la campaña de operación sonrisa, demostrando que con trabajo en equipo y corazón, todo es posible.

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Manos solidarias en acción

Bajo la guía de Carlos Pajares, encargado de coordinar cada detalle de la operación, los misioneros se encargaron de trasladar materiales, suministros y equipos médicos necesarios para las cirugías que se realizan del 12 al 15 de marzo.

Con la ayuda de Jovani Yataco en logística, cada tarea se convirtió en un pequeño paso hacia un gran cambio. La atmósfera estaba llena de entusiasmo y dedicación, como si cada paquete transportado llevara consigo un mensaje de amor y esperanza.

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Un esfuerzo que cambia destinos

Lo que comenzó como una labor logística se transformó en una parte importante del servicio. Gracias a esta parte del proceso que contó con la colaboración de estos misioneros, 37 niños, nacidos con labio leporino o paladar hendido, tendrán la oportunidad de recibir cirugías gratuitas que no solo cambiarán su apariencia, sino que también les devolverán la confianza y la alegría de sonreír.

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Operación sonrisa, junto a un equipo de médicos, voluntarios y diversas organizaciones de ayuda, se encarga de que cada cirugía sea un renacer para estos pequeños, abriéndoles un mundo lleno de posibilidades.

Gratitud y compromiso

La jornada concluyó con palabras de gratitud y reconocimiento. Carlos Pajares expresó su sincero agradecimiento a cada uno de los misioneros por su entrega y esfuerzo, resaltando además el apoyo invaluable del presidente de la Misión Lima Este, Santana.

Este gesto de agradecimiento dejó claro que cada contribución cuenta y que la unión de voluntades puede derribar cualquier barrera.

Cada sonrisa que se recupera es el testimonio de un esfuerzo compartido y de la fe en que, juntos, podemos construir un futuro lleno de luz y esperanza. La historia de estos misioneros nos invita a creer que, con amor y compromiso, las sonrisas se multiplican y el mundo se vuelve un poco más brillante.

Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org

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