No hay límites para declarar la palabra de Dios.
Así lo han demostrado los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quienes —en esta época especial de la Natividad— utilizan la música para llevar un mensaje de paz.
Con brillantes árboles y luces de Navidad sobre el escenario, cientos de misioneros del Centro de Capacitación Misional (CCM) de Provo, Utah, y cantantes profesionales fueron los protagonistas de un emotivo concierto navideño.
Música, un refugio de consuelo
La artista Isabelle Cuevas interpreta “Discípulo de Cristo”. Créditos: Adam Fondren, Deseret News
Entonando himnos que conmemoran el nacimiento del Salvador, así como otras inspiradas canciones de la Iglesia, los misioneros que fueron parte del elenco expresaron su gratitud por este conmovedor concierto.
“Estoy muy feliz por esta oportunidad de compartir mis talentos con estos otros misioneros, con la esperanza de inspirarlos y aumentar su deseo de servir al Señor. Una de las mejores maneras de compartir el evangelio es a través de la música”.
Así compartió el élder Kadmiel López, de Spokane Washington, quien está asignado a la Misión Brasil São Paulo Este, y confesó que nunca había actuado antes para un grupo tan grande.
Durante el evento, además, no solo se animó a los misioneros a seguir escuchando y cantando la música que comparten, sino también a asegurarse de enseñar sobre los diversos recursos musicales y álbumes inspirados que la Iglesia pone a disposición.
Ya que, según ha reportado la propia Iglesia, esta música sagrada también ha llegado a muchas personas que no pertenecen a nuestra comunidad, pero que encuentran consuelo en nuestras melodías y letras.
Por ejemplo, el año pasado, hubo más de 10,7 millones de oyentes únicos en el canal de Spotify de “Strive to Be”, donde —entre los países con más reproducciones— se encuentra Alemania, que cuenta con más oyentes que miembros de la Iglesia.
Compartir los milagros
Los élderes y las hermanas compartieron sus talentos. Créditos: Adam Fondren, Deseret News
Para comenzar el concierto, un grupo de hermanas misioneras cantó “Venid, adoremos”, acompañadas de Ben Truman, del dúo Truman Brothers, quien confesó sentir en su interior las inspirada letra del himno:
“Cuando llegó la llamada para que vinieran a contemplarlo, para que vinieran a adorarlo, para que vinieran a servirlo, respondieron con alegría y con triunfo. Porque eso es lo que hacen los fieles cuando Dios los llama: respondemos”, afirmó.
Por su parte, la artista Ysabelle Cuevas entonó “Discípulo de Cristo”, y se unió en el escenario a un grupo de misioneros y a Halo Crowther y Pearce Morris, sus compañeros, para cantar “FSY Medley”.
Morris, luego, destacó el valor de los pastores para compartir el milagro del nacimiento de Jesús, en lugar de guardarse la noticia para ellos mismos.
“Esa es la alegría de la Navidad: compartir Su evangelio. Enseñarle al mundo el plan de salvación: esa es la verdadera alegría, ese es el propósito de la obra misional”, resaltó Morris, antes de cantar “A Savior is Born” himno en inglés.
Otras canciones del concierto incluyeron “Estrella de luz”, “Cristo ha resucitado” y “Él nos sana”, todas de la biblioteca musical de la Iglesia, y los himnos “¡Regocijad! Jesús nació”, “Jesús, en la corte celestial” y “Noche de Luz”.
Paz y alegría a través de la música
La música es el idioma global para compartir el evangelio. Créditos: Adam Fondren, Deseret News
Asimismo, Crowther cantó el himno juvenil para el año 2025, “Mira hacia Él”, destacando que cantar sobre el Salvador y Su nacimiento trae paz.
“En esta época del año, eso es lo que uno necesita, necesita paz, y qué mejor manera de hacerlo que a través de la música. Así es como más siento el Espíritu”.
Crowther agregó que el Espíritu era fuerte en el evento, especialmente durante el popurrí de PFJ: “Ver a todos ponerse de pie y dar testimonio de Jesucristo y nuestro Padre Celestial es algo poderoso”.
Cuevas añadió que estaba sorprendida de ver a todos los misioneros y lo felices que estaban:
“Sentí una alegría inmensa estando aquí. Cientos de misioneros están aquí sacrificando su tiempo, porque hay un Salvador. Están difundiendo esa alegría y esa luz en el mundo y estoy agradecida de estar en su presencia”.
La música es un canto al corazón, un refugio de paz y consuelo. Créditos: Adam Fondren, Deseret News
Hace casi exactamente un año, en la fecha del concierto, Morris dirigía un coro en Navidad durante su misión de tiempo completo en Seattle, Washington. Y ahora es uno de los cantantes del Álbum de Jóvenes 2025 de la Iglesia.
“Es una lección de humildad, porque hay muchas personas que podrían haberlo hecho y que son mejores que yo. Pero todos somos incapaces: Jesucristo magnífica nuestros esfuerzos para que seamos más de lo que podemos hacer por nosotros mismos”.
Finalmente, el élder Nash Lawrence, de Fresno, California, asignado a la Misión Brasil Salvador, tocó un instrumento de percusión en un grupo pequeño en el escenario, pese a no contar con experiencia previa:
“Es una locura lo que se puede hacer con la ayuda del Señor”, exclamó.
Toda la velada, aseguró, le recordó un discurso que pronunció el élder Patrick Kearon, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en la Conferencia General de octubre de 2024, titulado “Bienvenidos a la Iglesia del gozo”:
“El élder Kearon habló sobre adorar al Señor por medio de himnos. Desde entonces, cantar himnos ha sido para mí una parte muy importante de la adoración”, añadió.
Como idioma global, la música se ha convertido en un recurso inspirado para que el evangelio de Jesucristo, ese refugio de paz en un mundo convulsionado, esté al alcance de todos los hijos e hijas de Dios.
Fuente: Church News
