A lo largo de 150 años, Brigham Young University ha formado generaciones de discípulos de Cristo, hombres y mujeres que buscan combinar el conocimiento con la fe.
Este aniversario fue ocasión para una conversación muy especial entre dos de sus expresidentes: el presidente Dallin H. Oaks y el presidente Jeffrey R. Holland, ambos graduados de BYU y líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En un diálogo lleno de gratitud y visión, los líderes reflexionaron sobre la misión espiritual y educativa de BYU, los cambios a lo largo del tiempo y el propósito que sigue guiando a la universidad desde su fundación en 1875:
“Educar para la eternidad”.
Una educación con propósito eterno

El presidente Holland describió a BYU como una universidad construida sobre la verdad de que todos los estudiantes son hijos de Dios.
“Venimos aquí a estudiar y obtener títulos —de arte a zoología—, pero en todo hay una base y un tema: que son hijos de Dios. Venimos a enseñarles para la eternidad”. — Presidente Jeffrey R. Holland
El presidente Oaks recordó los desafíos que tuvo como presidente de la universidad entre 1971 y 1980, especialmente al buscar equilibrar lo académico con lo espiritual.
“Fue una lucha para mí ver cómo medir la temperatura espiritual de la universidad. Creo que hoy lo hacen mejor de lo que yo intentaba hacerlo”. — Presidente Dallin H. Oaks
Ambos coincidieron en que BYU mantiene su fuerza espiritual gracias a los estudiantes y misioneros retornados, a quienes describieron como una bendición para todo el sistema educativo de la Iglesia.
“Eso es una ventaja poderosa que nuestras instituciones educativas tienen en la calidad de la enseñanza que pueden ofrecer”. — Presidente Oaks
Un campus que refleja cambios y crecimiento

El presidente Holland destacó con entusiasmo el aumento de mujeres en las aulas, una muestra del crecimiento y la diversidad en la comunidad universitaria. Hoy, más de la mitad de los estudiantes de BYU son mujeres, y lo mismo ocurre en la facultad de derecho.
El presidente Oaks comparó esa realidad con sus años de estudio:
“Cuando ingresé a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago en 1954, había solo dos o tres mujeres entre cien estudiantes. Ahora son la mayoría”.
En los últimos 50 años, el número de exalumnos vivos ha crecido de 125 000 a más de 460 000, un reflejo de la expansión y el impacto de BYU en el mundo.
Más allá del deporte

BYU también ha sido reconocida por el entusiasmo de su comunidad en los deportes universitarios.
“No creo que haya una escuela en Estados Unidos con un apoyo tan fuerte y visible de sus exalumnos como BYU”. — Presidente Holland
Pero ese espíritu va más allá de las competencias. El presidente Oaks destacó las obras humanitarias que los equipos realizan al viajar, convirtiendo cada encuentro deportivo en una oportunidad de servicio.
“Se convierten en colaboradores en proyectos humanitarios y otras iniciativas locales. Eso crea lazos de amistad y cooperación”. — Presidente Oaks
Dos decisiones que cambiaron vidas

En lo personal, el presidente Holland compartió que dos decisiones transformaron su vida para siempre: servir una misión y estudiar en BYU.
“Mi vida cambió como un tsunami. Fue un reinicio total, con consecuencias eternas”. — Presidente Holland
El presidente Oaks también expresó profunda gratitud por lo aprendido en la universidad.
“En BYU aprendí a leer, a escribir, a juzgar, a usar mi tiempo en el proceso de aprender. Recibí un entendimiento más profundo del Evangelio en las clases de religión que tomé”. — Presidente Oaks
Una universidad del Señor

El presidente Oaks concluyó con una afirmación que resume el espíritu de BYU:
“BYU es la universidad del Señor porque fue establecida por un profeta. Ha sido guiada por un liderazgo profético hasta hoy y da la máxima prioridad a promover los ideales, las enseñanzas y los valores del evangelio de Jesucristo”.
A lo largo de un siglo y medio, miles de estudiantes han pasado por sus aulas, pero el propósito sigue siendo enseñar para la eternidad, con el conocimiento y la fe como compañeros inseparables.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org



