Nota del editor: Este artículo fue inspirado por la reapertura de un edificio histórico en Ogden, Utah, que ha sido hogar espiritual de dos comunidades muy distintas, pero igualmente amadas por el Salvador: los Santos de los Últimos Días Sordos y los hermanos en proceso de reintegración tras haber estado en prisión.

Una bienvenida de vuelta a casa con manos alzadas en señas y ojos llenos de lágrimas.
Así fue el emotivo regreso de los Santos de los Últimos Días sordos al edificio que marcó su historia, su cultura y su fe por más de 80 años. Construido en 1917, este fue el primer centro de reuniones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días diseñado especialmente para personas sordas, en una época en la que nadie lo hacía.

Edificio de torres de agua
Imagen: newsroom.churchofjesuschrist.org

Hoy, luego de una restauración de 18 meses, el edificio vuelve a abrir sus puertas con una misión renovada: ser un lugar de adoración para la Rama Water Tower, compuesta por personas que han salido de prisión y buscan empezar de nuevo, esta vez con Cristo al centro de sus vidas.

El edificio donde el Evangelio se vio con las manos

Este lugar nació gracias a la visión y persistencia de dos miembros de la Iglesia, Max Woodbury y Elsie Christiansen, quienes trabajaban con estudiantes sordos en Utah y soñaban con un espacio donde la lengua de señas no fuera una barrera, sino el idioma del Espíritu.

Edificio de torres de agua
Imagen: newsroom.churchofjesuschrist.org

Con el apoyo del presidente Joseph F. Smith, se construyó la capilla en Ogden con una arquitectura pensada hasta el más mínimo detalle: piso inclinado, luz natural, ventanas grandes y disposición visual que permitiera a todos ver y comunicarse en señas. Durante décadas, fue el corazón de la comunidad Sorda Santo de los Últimos Días, con la primera Primaria Sorda, Escuela Dominical, actividades sociales, y una identidad propia.

“Este es nuestro hogar”, dijo Mark Erwin, expresidente de rama. “Aquí sentimos esa conexión familiar, compartimos el mismo lenguaje y la misma fe”.

Una transición que también es ministerio

En 1999, la creciente rama de Santos Sordos se trasladó a un edificio más grande. Pero este edificio no quedó vacío: desde 2001, se convirtió en sede de una rama muy particular, compuesta por personas anteriormente encarceladas, muchas de ellas en procesos de sanación, arrepentimiento y conversión.

Edificio de torres de agua
Imagen: newsroom.churchofjesuschrist.org

La hermana Diane Adams, quien sirve junto a su esposo en esta rama, explicó que para muchos de estos hermanos, este es el primer lugar donde se sienten realmente amados y no juzgados. “Aquí les llaman ‘abuela’ o ‘mamá’, porque sienten que por fin pertenecen”, dijo.

Una restauración que honra la historia y mira al futuro

La restauración del edificio respetó sus raíces. Se conservaron los elementos arquitectónicos que lo hicieron un espacio inclusivo para los Santos de los Últimos Días Sordos, mientras se modernizó su sistema eléctrico, de seguridad y de accesibilidad.

Edificio de torres de agua
Imagen: newsroom.churchofjesuschrist.org

Durante la jornada de reapertura, que coincidió con un simposio de personas sordas en Utah, se celebró una reunión sacramental enteramente en lengua de señas, la primera en ese lugar en más de 25 años. Lágrimas corrieron por los rostros de quienes recordaron su infancia, su fe y a quienes les enseñaron a amar el Evangelio.

“Este edificio no es solo una estructura”, dijo el élder Jason C. Jensen. “Es un símbolo de acceso a Jesucristo, de pertenencia, de redención”.

Un legado que sigue dando frutos

Hoy existen más de 25 unidades para personas sordas en la Iglesia en todo el mundo. Pero todas ellas tienen una raíz común: este pequeño edificio en Ogden.

Emily Utt, curadora de sitios históricos de la Iglesia, lo resume así:

“Este lugar siempre ha servido a aquellos que el mundo suele dejar de lado. Y eso es exactamente lo que hizo Jesucristo: rodearse de los enfermos, los excluidos, los marginados… y amarlos”.

Un mismo edificio. Dos comunidades. Un mismo Salvador.

Edificio de torres de agua
Imagen: newsroom.churchofjesuschrist.org

La historia de esta capilla es también una lección eterna: todos, sin importar nuestra historia, lenguaje o pasado, somos bienvenidos en la casa del Señor. Aquí, sordos o oyentes, libres o privados de libertad, todos podemos encontrar lo mismo: un Salvador que nos ve, nos conoce y nos dice con amor: bienvenido a casa.

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Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org

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