La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha construido muchos templos en la última década, y todavía hay más en camino.
En esta ocasión, los protagonistas fueron unos ingenieros de Brigham Young University que decidieron rendir homenaje a los templos de una forma única: crearon templos microscópicos que caben en un microchip.
Un proyecto fuera de lo común

“Cuando nos enteramos de la celebración del sesquicentenario de ‘Faros de Luz’, pensamos: ¿podemos usar esta capacidad de impresión 3D de altísima resolución que hemos desarrollado para crear algo especial?” – Greg Nordin
El profesor de ingeniería eléctrica Greg Nordin y el estudiante Callum Galloway fabricaron 150 réplicas microscópicas de templos existentes, todas diferentes, para conmemorar los 150 años de BYU. Cada uno mide menos que un grano de arroz y está impreso con tecnología 3D de altísima resolución.
Entre estas miniaturas aparecen el Templo de Washington D.C., el de St. George, San Diego, Provo City Center y, por supuesto, el Templo de Salt Lake.
“La ingeniería es inherentemente un arte, y el mejor arte y la mejor ingeniería nacen de la pasión. Eso es algo que veo con mucha frecuencia en este laboratorio”.
Comentó Galloway, quien lideró gran parte del proyecto.
Ingeniería con propósito

Para fabricar estas piezas usaron un material especial y un proceso de fotopolimerización, que une moléculas con luz ultravioleta hasta formar las diminutas figuras. Aunque no están hechas para durar mil años, el profesor Nordin bromeó que podrían usar materiales aún más resistentes en el futuro.
“Es impresionante cómo la tecnología puede unirse al arte y también a lo espiritual”.
Lo que empezó como un reto académico terminó siendo una experiencia significativa. El proyecto mostró que incluso en los avances tecnológicos más modernos podemos encontrar un espacio para recordar al Señor y a Sus templos.
Lo pequeño que enseña lo grande

Estos templos microscópicos no reemplazan a los verdaderos, pero nos dejan de enseñanza que no importa el tamaño de un templo, lo importante es lo que representa. En cada casa del Señor recibimos convenios, recordamos promesas eternas y sentimos paz al acercarnos más a Cristo.
En palabras simples, así como un microchip puede guardar un diseño completo de un templo, nuestro corazón también puede guardar al Salvador en lo más profundo, aunque nadie más lo vea a simple vista.
Fuente: Meridian Magazine



