Pregunta
Vi que la semana pasada compartieron un artículo sobre las cosas que Dios no perdona a Sus hijos e hijas, pero no mencionaron a aquellos que cometen agresiones sexuales.
Cuando era una niña, alguien muy cercano abusó de mí. Más adelante, cuando me convertí en adulta, lo confronté y negó lo que hizo. Pero, después, se disculpó diciendo que sus acciones fueron producto de su inmadurez.
¿Qué enseña la doctrina de la Iglesia de Jesucristo sobre las consecuencias de ser un abusador de menores? ¿Dios lo perdonará?
Respuesta
No te imaginas lo mucho que lamento que hayas tenido que pasar por esto. Ningún niño o niña debería soportar este tipo de tratos. Sin embargo, confío en que Dios hará justicia por todas las agresiones contra Sus hijos e hijas.
El Salvador y los niños. Imagen: La Iglesia de Jesucristo.
Al consultar las Escrituras para responder tu primera pregunta, encontré 3 Nefi 17. En ese pasaje, Cristo se encontraba visitando a los nefitas y pidió a los más pequeños que se acercaran. En 3 Nefi 17: 20 – 24 leemos:
“Y se levantaron del suelo, y les dijo: Benditos sois a causa de vuestra fe. Y ahora he aquí, es completo mi gozo.
Y cuando hubo dicho estas palabras, lloró, y la multitud dio testimonio de ello; y tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos.
Y cuando hubo hecho esto, lloró de nuevo; y habló a la multitud, y les dijo: Mirad a vuestros pequeñitos.
Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego; y bajaron y cercaron a aquellos pequeñitos, y fueron rodeados de fuego; y los ángeles les ministraron”.
Es muy claro lo que el Señor siente por los niños pequeños. El Señor frecuentemente hace referencia a que todos debemos humillarnos y convertirnos en niños pequeños para entrar al reino de los cielos.
Jacob. Imagen: Captura de pantalla de los Videos del Libro de Mormón
En Jacob 2:35, Jacob les habla a los nefitas. Piensa en lo que vas a leer como si fuera una conferencia general:
“He aquí, habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas.
Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros.
Y a causa de lo estricto de la palabra de Dios que desciende contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas”.
Con respecto a tu segunda pregunta, “¿Dios lo perdonará?” Eso tomará tiempo.
Cada pecado que se comete, tiene un precio que se debe pagar como retribución. Podemos aceptar a Jesucristo o sufrir y pagar por nuestros propios pecados.
Podemos pagar por todos los pecados que cometemos. Pero, no podemos heredar el reino celestial a menos que aceptemos a Jesucristo como nuestro Salvador y si fallecemos antes, debemos aceptar las ordenanzas que se realicen por nosotros.
Antes de ser perdonados, necesitamos arrepentirnos. Créditos: Alyssa Ence
Es común, entre los cristianos, creer que, si no somos obedientes en esta vida y no aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, seremos condenados a un castigo eterno y sin fin.
¿Qué significa ser condenado? Significa que nuestro progreso se detiene. No podemos seguir progresando para llegar a ser como nuestro Padre Celestial.
¿Qué es el castigo eterno y sin fin?
Todos los pecados tienen un precio que se debe pagar. Imagen: Shutterstock
En Doctrina y Convenios 19: 10 – 12 dice:
“Pues he aquí, el misterio de la divinidad, ¡cuán grande es! Porque, he aquí, yo soy sin fin, y el castigo que por mi mano se da es castigo sin fin, porque Sin Fin es mi nombre. De ahí que:
Castigo eterno es castigo de Dios.
Castigo sin fin es castigo de Dios”.
El castigo que proviene de Dios es eterno e infinito, tal como Su nombre. Esto me lleva a señalar que existe un pecado que no tiene perdón y es negar al Espíritu Santo. Hacer esto después de haber recibido un testimonio, significa que también se niega a Dios, Jesucristo, el evangelio, y todo lo relacionado. Eso es algo imperdonable para nuestro Padre Celestial.
A las personas que cometen este pecado y además sirven a Satanás, se les llama “hijos de perdición”. Aunque los delitos contra los niños son aborrecibles, no se considera a los pecadores involucrados en ello como “hijos de perdición”.
Solo Dios sabe qué acciones tomará con respecto a aquellos que hicieron tanto daño en vida. Imagen: Deposit Photos
Es posible que Dios perdone a esas personas, pero para ello se deben arrepentir. No obstante, cabe destacar que, uno de los pasos del proceso de arrepentimiento es “restituir el daño” y ese tipo de actos, como el abuso, es algo que no se puede resarcir.
Leí algo interesante que se relaciona en cierta medida con esto:
“El perdón se basa en el arrepentimiento y un asesino no puede arrepentirse completamente de ese pecado ya que no puede restituir la vida que ha quitado”. (Daniel H. Ludlow, A Companion to Your Study of the Book of Mormon, 1976, pág. 222)
En el caso de una agresión sexual ocurre algo semejante, no se puede reparar el daño causado, tal como otros actos abominables. Así que, solo nuestro Padre Celestial sabe qué acciones tomará al respecto. Pero, es seguro que, a esas personas no les será fácil obtener perdón.
Para finalizar, compartiré contigo algo que dijo el presidente Russell M. Nelson:
“Permítanme ser perfectamente claro: cualquier clase de abuso o maltrato hacia mujeres, niños o cualquier persona es una abominación para el Señor.
Él se aflige y yo me aflijo cada vez que se hace daño a alguien. Él se lamenta y todos nos lamentamos por cada persona que ha sido víctima de abuso o maltrato de cualquier clase.
Quienes perpetran esos actos aborrecibles no solo son responsables ante las leyes del hombre, sino que también afrontarán la ira de Dios Todopoderoso”.
Fuente: Ask Gramps
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@masfe.org Cualquier tipo de abuso a cualquier persona es una abominación para el Señor. #masfe #ldsconf #mormones #mormon #lds #amen #russellmnelson #generalconference ♬ Aesthetic – Tollan Kim
