Pregunta:
Últimamente, he tenido tanto miedo a la muerte y miedo de que realmente no exista una vida después de la muerte. Creo en la Iglesia y me siento horrible por tener estas dudas, pero no puedo dejar de preocuparme al respecto. Me aterroriza la idea de que no exista un Dios o un reino celestial. ¿Cómo puedo dejar de tener esta duda y miedo a la muerte? ¿Cómo fortalezco mi fe y testimonio?
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Respuesta:
No estás solo. Existen muchas cosas que las personas de diferentes clases sociales tienen en común. Desafortunadamente, el miedo a la muerte es una de esas cosas. Cada persona desde el inicio de los tiempos hasta ahora ha tenido que lidiar con su propia muerte. Incluso, nuestro Salvador, Jesucristo ha pasado por la muerte. Él conquistó la muerte para que pudiéramos vivir eternamente con Él. Todo humano que ha vivido también ha muerto. Pienso que todas esas personas (miles de millones) han luchado con el miedo a la muerte como tú lo haces ahora mismo. Algunos utilizan el humor para lidiar con lo inevitable. El escritor William Saroyan dijo:
“Todo el mundo tiene que morir, pero siempre pensé que, en mi caso, se haría una excepción.”
Por supuesto, William utilizaba el humor y es cierto, falleció en 1981 debido al cáncer de próstata.
Dijiste que creías en la Iglesia pero “te sientes horrible por tener estas dudas.” ¿Te sorprenderías si te enteraras de que un apóstol de Dios también tuvo estas dudas? Hugh B. Brown sirvió como apóstol y también perteneció a la Primera Presidencia. En una carta personal sobre las dudas, que recientemente se hizo pública, dijo lo siguiente:
“¿Estarían sorprendidos si les dijera que yo también tengo periodos de perplejidad, incertidumbre y duda? También he conocido la oscuridad, la niebla y el frío del valle que yace entre los picos iluminados de fe y confianza.”
Esas palabras son hermosas y también me brindan gran consuelo. Después de todo, si un apóstol del Señor ha luchado con las dudas y la incredulidad. Seguramente, el Padre Celestial también se encuentre ahí mientras lucho.
La mejor manera de fortalecer tu fe es haciendo lo que nuestros profetas nos recomiendan que hagamos. Lee las escrituras. Ora diariamente. Estudia las palabras de los profetas del Libro de Mormón. Evita las situaciones y medios que dañen tu testimonio. Asiste a la iglesia regularmente y participa de las actividades. Escucha a tus líderes locales. Obedécelos. Tus líderes se preocupan por ti y harán todo lo posible por ayudarte en tu largo viaje de fe.
Amigo, el Padre Celestial te ama profundamente. Él sabe cuán difícil es la fe para algunos de nosotros. Nuestro Padre nos da las herramientas adecuadas (aquellas mencionadas en el párrafo anterior) con el fin de que algún día podamos acercarnos más a Él en toda Su gloria. La fe es un viaje largo para todos y aún no he conocido a nadie que no haya luchado con lo mismo que tú estás pasando ahora mismo.
Estás presente en mis oraciones.
Créditos: askgramps.org
