Pregunta:
¿Cómo alguien puede obtener realmente un corazón puro? Estoy dispuesto, sin desearlo, a pasar por un divorcio en este momento. Por otro lado, los deseos físicos y las tentaciones que lo acompañan me dejan confundido y frustrado. ¿A qué grado el Señor me hace responsable de las cosas que entran a mi corazón? A veces, pierdo el espíritu a pesar de que quito esos pensamientos de mi mente una y otra vez. A menudo, esta situación me hace sentir desanimado. Deseo continuar siendo puro ante el Señor. ¿Tienes alguna sugerencia?
También puedes leer: Lo que hace satanás cuando no puede hacerte pecar
Respuesta:
Vivimos en un mundo de pecados graves. Las escrituras nos dicen que esta tierra es la más inicua del universo (Moisés 7: 36). Por eso, no puedo evitar estar impactado por la impureza en el mundo. Sin embargo, existe una diferencia entre ver y mirar, oír y escuchar, probar y saborear, tocar y sentir. La primera de estas parejas de descripciones sensoriales es externa. Tendríamos que ser sordos o ciegos para no escuchar y ver lo que sucede en el ambiente que nos rodea. Sin embargo, cómo y qué miramos y escuchamos es nuestra propia decisión. No somos responsables de la primera descripción. No obstante, SOMOS responsables de la segunda descripción. Un corazón puro no se relaciona con el entorno en que nos encontramos sino con la forma en que interpretamos ese entorno. Una persona con un corazón puro puede sentir pena, disgusto y rechazo, mientras que una persona del mundo despertaría interés por un entorno moralmente dañado.
Ahora, sentirse frustrado es una cosa, pero estar confundido es otra. Una persona con un corazón puro frecuentemente puede sentirse frustrado de la forma en que maneja una situación difícil o se retira a sí misma de un entorno moralmente dañino. Sin embargo, no debe haber confusión entre lo bueno y lo malo. Esa comprensión de la diferencia entre lo bueno y lo malo es un don otorgado por el Salvador a cada persona. Solo aquellos que abusan severamente de este don, lo pierden.
Ciertamente, una persona con un corazón puro no está libre de las tentaciones porque vivimos en un mundo de tentación. ¡El adversario se encuentra entre nosotros! Las escrituras lo dicen:
Porque toda carne se ha corrompido delante de mí; y los poderes de las tinieblas prevalecen en la tierra, entre los hijos de los hombres, en presencia de todas las huestes de los cielos.
Por lo que reina el silencio, y toda la eternidad padece, y los ángeles esperan el gran mandamiento de segar la tierra para juntar la cizaña y quemarla; y he aquí, el enemigo se ha combinado. (DyC 38: 11 – 12)
Sin embargo, la clave está en la forma en que respondemos a ese entorno inicuo. Aquí, te comparto un ejemplo:
El padre de una familia joven estaba desempleado y pasando necesidad. Además, su familia casi estaba muriendo de hambre. Mientras dejaba su hogar a primeras horas de la mañana para buscar trabajo, vio que en los escalones de una casa cercana un lechero había dejado dos botellas de leche. Pensó, “mi familia está muriendo de hambre y esa familia tiene más que suficiente. Con el fin de salvar a mi familia, solo tomaré esos dos cuartos de leche. Esa familia nunca lo notará.” Así, lleva la leche a casa para alimentar a su familia. Ese hombre es un ladrón. Otro hombre vive la misma situación, ve la leche a la entrada de la misma casa y piensa como el primer hombre, pero se dice a sí mismo, “mejor no robo esa leche porque si lo hago me podrían atrapar.” Ese hombre es un ladrón que no se permite cometer el robo por miedo a ser capturado. Un tercer hombre, enfrenta la misma situación. Cuando ve la leche, también es tentado de robarla con el fin de alimentar a su familia. Pero, finalmente concluye, “eso es deshonesto, nunca podría hacer algo como eso.” Ese hombre, aunque fue tentado, venció la tentación y mantuvo su integridad. Honró su dignidad. Un cuarto hombre, pasa por ahí, también en la misma condición. Cuando ve la leche a la entrada de la casa, el pensamiento de robar nunca entró a su mente. Ese hombre tiene un corazón puro.
Entonces, ¿qué hace que uno supere las tentaciones? Primero, para ser influenciado por el Espíritu Santo, debemos cumplir con todos los principios del evangelio de Jesucristo. Segundo, debemos evitar las tentaciones. Esto se puede lograr al relacionarse en la medida de lo posible con personas puras, aquellas que luchan para ser de corazón puro. En otras palabras, buscar la relación y compañía de miembros fieles de tu barrio y de otros mormones fieles. Además, si eres un miembro investido de la iglesia mormona, ve al templo con frecuencia. Ahí el espíritu te alimentará y serás fortalecido en la causa de rectitud.
Por otro lado, permíteme sugerirte dos piezas de literatura que te podrían fortalecer. El mensaje de la Primera Presidencia de la Iglesia de enero 2007, edición de la revista Ensign escrita por el Presidente James E. Faust, The Forces That Will Save Us (Las fuerzas que nos salvarán). Entre muchas cosas del artículo, nos dice que “[Satanás] realmente es cobarde y si nos mantenemos firmes, se alejará.” Además, cita las palabras de Nefi diciendo que Satanás “no tiene poder sobre el corazón del pueblo que mora en rectitud” (1 Nefi 22:26). También, te recomiendo la segunda lección del nuevo manual de clases para el Sacerdocio de Melquisedec, “Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia,” Spencer W. Kimball, “Para que algún día yo con Él pueda vivir.”
Créditos: askgramps.org