¿Quién está a la cabeza de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocida como la Iglesia Mormona? Esta pareciese una pregunta capciosa, sin embargo la respuesta es bastante simple:
Nuestro amado Profeta, Gordon B. Hinckley, quien falleció el pasado 27 de Enero, explicó en una ocasión:
” La cabeza de la Iglesia es el Señor Jesucristo. Esta es Su Iglesia. No obstante la cabeza de la Iglesia en la tierra es nuestro profeta. Los profetas son hombres investidos de un llamado divino, sin embargo son seres humanos. Están sujetos a circunstancias mortales” (Gordon B. Hinckley, “The Church Is on Course,”La Iglesia va en curso,” Ensign (Liahona) Nov 1992)
Fue así como sucedió con el Profeta Hinckley y demás profetas que le antecedieron. Los profetas son seres mortales, sujetos a enfermedades y a la muerte. Mas el Señor Jesucristo siempre está a la cabeza de Su Iglesia.
Una nueva pregunta que quizás muchas personas tengan en mente después de la defunción del Presidente Hinckley y antes del sostenimiento del nuevo Profeta es la siguiente: ¿Existe un líder mormón mortal en la actualidad?.
La respues es ¡Sí!
Cuando un hombre digno poseedor del Sacerdocio sirve como profeta de la Iglesia, recibe la ayuda de dos consejeros para servir al lado de él en lo que se le llama la Primera Presidencia. El cuerpo de liderazgo que le sigue de inmediato es llamado ‘Quórum de los Doce Apóstoles’. Tal como sucedió en la época de Cristo, estos hombres son testigos especiales de Él, los cuales poseen las llaves del Sacerdocio. El miembro mayor en edad de los Doce es apartado como presidente de ésta organización. Los miembros de la Primera Presidencia usualmente provienen del Quórum de los Doce y poseen las mismas llaves en autoridad.
Lo siguiente podría ser un tanto confuso; mas la Casa del Señor es una casa de orden, y hay una forma establecida en cuanto a las funciones de liderazgo dentro de la Iglesia cuando el profeta fallece.
Cuando el hombre que dirige la Iglesia muere, se disuelve la Primera Presidencia y aquellos que han servido como consejeros regresan a sus posiciones orginales en el Quórum de los Doce. Estas posiciones son determinadas mediante antigüedad, es decir por las fechas en las que fueron formalmente llamados a servir en los Doce. Si dos apóstoles se unen al quórum el mismo día, el de mayor antigüedad tiene mayordomía sobre el menor.
Los consejeros del Presidente Hinckley, Thomas S. Monson y Henry B. Eyring regresaron a sus puestos como parte de los Doce.
El Presidente Monson fue llamado al apostolado en el año de 1963, es el mayor de los Doce. De hecho, con el Presidente Hinckley como Profeta, Monson fue llamado como Presidente de este quórum. Sin embargo, debido a su posición como consejero en la Primera Presidencia, el siguiente en línea es Boyd K. Packer; quien fue ordenado en 1970 y ha estado sirviendo como presidente activo del Quórum de los Doce.
El Presidente Eyring fue llamado en 1995 y le sigue en antigüedad al Élder Jeffrey R. Holland. Cuando un nuevo apóstol es llamado a los Doce pasa a ser el último en línea y los demás miembros ascienden en posición. Actualmente el Quórum de los Doce está organizado de la siguiente manera:
1.Thomas S. Monson
2.Boyd K. Packer
3.L. Tom Perry
4.Russell M. Nelson
5.Dallin H. Oaks
6.M. Russell Ballard
7.Joseph B. Wirthlin
8.Richard G. Scott
9.Robert D. Hales
10.Jeffrey R. Holland
11.Henry B. Eyring
12.Dieter F. Uchtdorf
13.David A. Bednar
14.Quentin L. Cook
Con la transferencia de posiciones en los Doce y la disolución de la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce pasa a presidir la Iglesia y el más antiguo de estos pasa a ser quien preside oficialmente sobre toda la Iglesia, siendo en este caso el Presidente Thomas S. Monson.
Después de los servicios fúnebres del Presidente Hinckley, el Quórum de los Doce (actualmente conformado por 14 miembros) se reunirán para orar y pedir la guía del Espíritu para decidir unánimemente si deben sostener a un nuevo profeta o reorganizar la Primera Presidencia. Se espera que se sostenga al Presidente Monson como Profeta y que la Primera Presidencia sea organizada muy pronto.
Como miembros de la Iglesia no necesitamos temer durante el tiempo en que no haya un Profeta sostenido formalmente. Ya sea que la Primera Presidencia sea nuevamente organizada o no, Jesucristo está a la cabeza de la Iglesia, los Doce Apóstoles poseen las llaves y autoridad necesaria para guiar Su Iglesia en la tierra.