Culpable, débil o provocadora. Son diferentes y, en su mayoría, negativos los adjetivos que se utilizan para describir a Eva, nuestra primera madre, cuando recordamos la Caída.
Sin embargo, los Santos de los Últimos Días sabemos que este era un acontecimiento necesario para que se cumpla el plan de nuestro Padre Celestial. La Caída, entonces, era la vía para levantarnos y regresar como seres glorificados a Él.
Sobre el rol y ejemplo de Eva, el presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Russell M. Nelson, enseñó:
“Necesitamos mujeres que puedan detectar el engaño en todas sus formas; mujeres que sepan cómo acceder al poder que Dios pone a su disposición. Necesitamos mujeres que tengan la valentía y la visión de nuestra madre Eva”.
Ahora bien, incluso con libros inspirados como la Perla del Gran Precio o la revelación que recibimos en el templo, algunos episodios de la Caída pueden ser difíciles de interpretar, como el pasaje que se describe en Génesis 3:14-15:
“Jehová Dios dijo a la serpiente: […] Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.
En ese sentido, estos versículos nos plantean una pregunta interesante sobre las palabras pronunciadas por nuestro Padre Celestial: ¿qué significa esta “enemistad” entre la serpiente (Lucifer) y ella (Eva)?
Protección del divino plan
La primera y más evidente lectura es que Eva —ella misma— no será condenada al infierno por la transgresión. Especialmente luego del concilio en los cielos.
Recordemos que todos estábamos con el Padre Celestial o con Lucifer. No había forma de quedarse al margen, por lo que Satanás asumió que Adán y Eva serían inmediatamente condenados a ser sus secuaces si comían del fruto que se les prohibió.
Esta acción provocaría, por lo tanto, que la humanidad no se multiplicase, frustrando los planes del Padre Celestial… Pero no funcionó así, pues el Señor es capaz de convertir el mal en Sus justos propósitos.
En ese sentido, Eva no se convirtió en una de los secuaces de Satanás. Ella iría con Adán y estaría bajo la protección del Señor. Esta es la primera interpretación sobre la enemistad entre la serpiente y la mujer.
La esperanza en el Salvador
La siguiente lectura es que Eva es una representación de todas las mujeres. Ahora bien, si consideramos que su participación en el fruto es prototípica del rol femenino, tenemos que entender cuál era esa función preasignada en los inicios de la Tierra.
Así, en la literatura antigua de muchas culturas alrededor del mundo, se tiende a incluir la curiosidad de una mujer como catalizador en sus historias de origen.
En el caso de Pandora, por ejemplo, ella terminó sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros, pero la esperanza (el único objeto que quedaba en la caja, un regalo de Prometeo) la alivió.
En el caso de Eva, ella quería más conocimiento. Pero el Padre —que conoce el fin desde el principio— le proporcionó la esperanza del Salvador a Eva (y a toda la humanidad), lo que aligeró sus cargas después de ser expulsada del Jardín del Edén. Y la alejó así del daño provocado por Lucifer.
Poder espiritual en nuestro cuerpo
La siguiente interpretación que leemos es la que aborda la enemistad entre “tu descendencia y la descendencia suya”.
Se trata del hecho de que los espíritus que siguen a Satanás no pueden poseernos a voluntad, porque somos la descendencia de Eva. Esto solo sucede si los invitamos; en última instancia, tenemos poder sobre nuestros cuerpos en el sentido espiritual.
De esta forma, debido a que los Santos de los Últimos Días somos el “pueblo del convenio”, gracias a la ordenanza del bautismo, tenemos la divina promesa de contar, conforme a nuestra fidelidad, con la compañía del Santo Espíritu.
Esto, insistimos, debido a que Adán y Eva fueron puestos bajo convenio con el Señor para recibir esa protección, creando enemistad entre nosotros y el poder del diablo. Aunque aún podrá tentarnos, tendremos la guía del Espíritu para disuadirlo.
La maldición que para muchos significó la Caída, en realidad, es un acontecimiento que produjo bendiciones eternas. Y gracias a la valentía y visión de nuestra madre Eva.
Fuente: Ask Gramps
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@masfe.org Cuando Dios creó a la mujer nunca la puso en segundo lugar, como una ayudante de Adán. En el texto original en hebreo, Dios utiliza las palabras “ezer kenegdo” se podrían traducir como “fortaleza o poder frente a”. Osea que las mujeres han sido creadas para ser una fuente de fortaleza y poder al mismo nivel de los hombres para que, juntamente con ellos, puedan llevar las cargas de la vida mortal. #biblia #mujer #eva #adan #cristianos #hebreo #sabiasque #fuerza #mujercristiana