Pregunta

Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, una de las afirmaciones que declaramos es que “somos miembros de la iglesia verdadera”. Pero en este mundo donde abundan las iglesias, ¿cuánto impacto tiene esa afirmación?

¿Acaso estamos siendo orgullosos? ¿O quizás estamos menospreciando la fe de otras religiones? Puede que sonemos confrontantes al afirmar que somos de la Iglesia verdadera. Pero en realidad, no buscamos divisiones sino compartir una verdad única.

Entonces, ¿qué hace que la Iglesia de Jesucristo sea la única iglesia verdadera entre todas las demás?

Respuesta: La restauración

Primera Visión
José Smith de 14 años recibe la visita de Dios el padre y Jesucristo dando inicio a la obra de la Restauración. Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Para comprender el porqué de esta declaración, debemos remontarnos al siglo XIX. En ese entonces, José Smith, un joven de 14 años, se sentía abrumado por la confusión religiosa de su época. Él quería saber cuál de todas las iglesias era la correcta y, luego de buscar respuestas de varias formas, finalmente halló claridad al estudiar esta escritura:

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. (Santiago 1:5)

Fue así como José Smith se retiró a una arboleda para preguntarle a Dios. Mientras oraba, testificó haber visto a Dios el Padre y Jesucristo, quienes le dijeron que no se uniera a ninguna iglesia, pues sus corazones estaban lejos de Dios.

Aquella experiencia fue el inicio de la obra de la Restauración de la Iglesia de Jesucristo. ¿Acaso era necesaria una restauración? Claro que sí, porque tras la muerte de los apóstoles originales del Salvador, se produjo un tiempo de oscuridad espiritual conocido como “La Gran Apostasía”.

“No os engañe nadie de ninguna manera, porque no vendrá [Jesucristo] sin que antes venga la apostasía”. (2 Tesalonicenses 2:3)

Esa apostasía provocó la pérdida de profetas, del poder de Dios y de las ordenanzas esenciales que Cristo había establecido. Por lo tanto, mediante José Smith, Dios estableció La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para restaurar lo perdido.

El poder de Dios (Sacerdocio)

«Upon You My Fellow Servants» por Linda Curley Christensen y Michael Malm

Uno de los fundamentos que se restauraron fue el poder de Dios, conocido como el Sacerdocio. Ese poder les daba la facultad de hacer milagros tanto a Cristo como a Sus apóstoles, y también la autoridad para dirigir la Iglesia.

Los Santos de los Últimos Días creemos que José Smith recibió ese poder directamente de seres resucitados como Juan el Bautista y Pedro, Santiago y Juan, apóstoles de Jesucristo.

Sin este poder y autoridad de Dios, no podríamos realizar convenios con Él. Si bien muchas religiones tienen un buen impacto en el mundo, la salvación se halla mediante los convenios efectuados por medio del Sacerdocio dentro de la Iglesia restaurada de Jesucristo. Como enseñó el presidente Monson:

“Debemos honrar nuestros convenios sagrados, y la fidelidad a esos convenios es un requisito para lograr la felicidad. Sí, me refiero a los convenios del bautismo, del sacerdocio y al convenio del matrimonio”.

La plenitud marca la diferencia

oración
Invitamos, a quienes quieran saber la verdad, a buscar una afirmación divina sobre si esta es la Iglesia verdadera.

No nos confundamos. No por decir que somos de la «iglesia verdadera» quiere decir que otras iglesias carezcan de verdad o sinceridad. Admiramos su esfuerzo por compartir el amor de Cristo y creemos que, sin importar la iglesia a la que pertenezcan, sus actos también son dirigidos por Dios.

“Aquel era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo”. (Juan 1:9)

La clave de la diferencia está en la palabra “plenitud”. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no se ve a sí misma como un «monopolio», sino como el lugar donde se encuentra la plenitud de la doctrina y las ordenanzas necesarias.

No obligamos a nadie a que nos reconozcan como la Iglesia verdadera, pero sí invitamos, a quienes quieran saberlo, a buscar una afirmación divina. ¿Qué harías si supieras esta verdad por ti mismo? Solo ora con fe y puede que la respuesta llegue más pronto de lo que crees.

Fuente: AskGramps

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