Al final de la sesión del sábado por la mañana de la Conferencia General N.º 193, muchos notaron la interacción entre una niña y el presidente Russell M. Nelson.
El presidente Nelson y su esposa, la hermana Wendy W. Nelson, se estaban retirando del estrado cuando de repente voltearon a una niña que los saludaba.
Ellos rápidamente le devolvieron el saludo e incluso el presidente Nelson la invitó a acercarse.
Aunque las cámaras cambiaron a una toma del exterior del Centro de Conferencias, el momento quedó grabado en la mente y corazón de esta niña.
¿Qué sucedió con esa niña?
Hayley Harrison es una niña de 8 años que reside en Layton, Utah. Ella tenía muchas ganas de asistir a la Conferencia General por primera vez.
La noche anterior a la conferencia, Angela, su madre, escuchó a su hija decir que quería estrecharle la mano al presidente Nelson.
“Le dije que tendría la oportunidad de verlo y saludarlo, pero que sería poco probable que pudiera darle la mano. Ella me dijo que iba a hacer una oración para pedir que esto sucediera”, escribió Angela en una publicación de Instagram.
Cuando le preguntaron a Hayley la razón por la que quería estrecharle la mano al presidente Nelson, ella respondió:
“Quiero estrechar la mano del presidente Nelson porque deseo sentir el amor que Dios tiene por mí, pensé que estrechar la mano del profeta sería como estrechar la mano de Jesús”.
Por esta razón, Hayley oró el sábado por la mañana.
Ella y su abuela fueron temprano al Centro de Conferencias para que ver la estatua del Cristo y la réplica del Templo de Salt Lake City, Utah.
Dios escucha nuestras oraciones
La pequeña Hayley disfrutó la sesión de la conferencia y al finalizar, millones de personas de todo el mundo vieron cómo llegó la respuesta a la oración de esta niña.
“El presidente Nelson extendió su mano y me dijo ‘hola’, la hermana Nelson dijo que era linda y que tenía un bonito vestido blanco”, expresó Hayley.
Para sus padres, quienes vieron el momento en televisión junto con todos nosotros, fue un poderoso testimonio de la oración.
“Su tierna oración fue respondida, para mí es un recordatorio de que las oraciones son respondidas”, escribió su madre.
Hayley compartió que al llegar a su casa escribió en su diario sobre su experiencia, es algo que nunca olvidará.
“Como madre ha sido especial ver a Hayley tener una experiencia que fortalece su testimonio, está experiencia es solo suya y la ayudará a medida que crezca”.
Fuente: LDS Living