Entrenamiento de princesa: ¿tienes lo que se necesita?

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Mientras me preparaba para el día me examiné a mí misma en el espejo antes de salir, me vino a la mente una frase – como frecuentemente sucede cuando me veo a mí misma: ¿qué es lo que se necesita para ser una princesa?

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Tuve otro pensamiento cuando imaginé a Julie Andrews entrenándome para ser una princesa. Me reí y supe que parecería aún más tonta que la bella Anne Hathaway.

Sin embargo, luego el Espíritu me susurró algo que cambió mi perspectiva.

Una princesa es una princesa por lo que es y hace, no por vestir una corona.

¿No me crees? Demos un vistazo.

Una princesa es amable literalmente con todos  

Rapunzel, aunque inicialmente estaba aterrada de entrar a The Snuggly Duckling, terminó uniéndose a todo el grupo de rufianes con una canción sentida. Una vez que se tomó el tiempo de escuchar sus historias, los amó como si fueran viejos amigos. El miedo y las apariencias no impidieron que Rapunzel demostrara la amabilidad que a menudo prevalecía en su corazón.

Tiana trabajó fuerte toda su vida, y Lottie, digamos que no lo hizo. Aunque Tiana y Lottie crecieron como muy buenas amigas, Tiana nunca se disgustó sobre lo malcriada que era Lottie o cómo no tenía nada de qué quejarse. En cambio, incluso cuando Lottie estaba triste, Tiana se acercaba a ella para continuar animándola a seguir sus sueños.

Una princesa tiene el coraje de hacer cosas difíciles

A lo largo de esta leyenda, Mulán demuestra estar llena de coraje cuando toma el lugar de su padre en el ejército, arriesgando su vida y el honor de su familia. Aunque se enfrentó a las burlas y los fracasos, tuvo el coraje de seguir intentando y alcanzar nuevas alturas.

Cuando Mérida deseaba cabalgar su caballo y lanzar flechas, su madre deseaba que se casara y esto, creó una barrera entre ellas. Sin embargo, Mérida se esforzó para solucionar su problema, tuvo el coraje de encontrar una solución y disculparse. A veces, incluso, decir “lo siento” requiere del mayor coraje que podamos invocar.

Bella tomó el lugar de su padre pare ser encarcelada por una horrible bestia e incluso después del duro trato de la Bestia, Bella curó las heridas de su cuerpo y su corazón. Bella tuvo el coraje de ver más allá de sus ojos y miro su corazón.

Estas princesas son grandes ejemplos de coraje y esfuerzo frente a situaciones difíciles. Aunque pueda parecer que somos capaces de arriesgar toda nuestra vida, tener coraje y fe para hacer lo que es correcto es la esencia de las decisiones cotidianas de las princesas.

Una princesa perdona a los demás

Todos conocemos la historia de Cenicienta y sus terribles hermanastras y madrastra.  Incluso, después de seguir amablemente las ordenes de Lady Tremaine por tantos años, fue traicionada. Sin embargo, al final, cuando el zapato le quedaba y Cenicienta tenía el poder en sus manos, todavía se negó a devolverles el golpe a sus hermanas y madrastra. Cenicienta escogió un camino mejor, el perdón.

A lo largo de la vida de Anna, su hermana Elsa la distanciaba por temor a matarla. Incluso después de que Anna descubriera los poderes de hielo de Elsa, continuó tratando de acercarse, pero fue en vano. Aunque Elsa continuaba apartándola, Anna la seguía amando y perdonando por todo lo que podría haber hecho para dañarla. El perdón y el amor de Anna curaron el corazón temeroso de su hermana y su propio frío corazón.

Una princesa escucha a su corazón (cof cof, el Espíritu)

Aunque el mundo a su alrededor gritaba con todo el ruido del conflicto, Pocahontas decidió escuchar a su corazón y detuvo una guerra entre su pueblo y los ingleses. Ok, pero en serio, ¿la brújula, el viento y las hojas? No hay manera de que me digas que no es el Espíritu.

Parece que el espíritu del Profeta Elías guio a Moana a entender más sobre sus antepasados y a su vez, sobre sí misma. Al observar lo que el Espíritu le enseñó, incluso si esto fuera en contra de las opiniones de los demás, Moana terminó salvando la isla, Te Fiti, Maui y a ella misma.

Del mismo modo, el Espíritu guio a Anastasia a entender su pasado. Incluso cuando Rasputín, el brujo malvado, buscó amilanarla, Anastasia siguió hasta dar luz y esperanza a aquellos que la rodeaban.

Una princesa es ella misma

A Ariel le encantaba coleccionar cosas que ya nadie usaba y disfrutaba utilizarlas de una manera especial incluso si no hubiera sido “la manera correcta.” Su felicidad y curiosidad la llevaron a la unión de la tierra y el mar.

Meg movía su propio mundo, nunca se dejó impresionar por un chico básico pero eligió ser de una personalidad fresca y terminó ganándose a todos. En el proceso, Meg lo ayudó a darse cuenta de que estaba bien ser él mismo. Eso es talento, si me lo preguntas.

Todas somos princesas de Dios

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Con Dios como nuestro Padre Celestial, todas somos princesas y príncipes, únicos y maravillosos a nuestra manera, pero solo con la condición de lo que decimos y hacemos. Debemos ganar el título real de princesa por la manera en que tratamos a aquellos que nos rodean y amamos a nuestro Padre Celestial.

Artículo originalmente escrito por Kayla Tanuvasa y publicado en mormonhub,com con el título “Princess Training: Do you have what it takes?

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