Ex modelo de Nueva York, conversa mormona encuentra lugar en BYU

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Hace menos de un año Natasha Rivas tuvo éxito en una de las industrias más difíciles en la nación en su carrera como modelo en la ciudad de Nueva York.

Ella trabajó para una marca de moda, tenía su propio agente, y actuó en comerciales y programas de televisión antes de cumplir los 21. Sin embargo, para Natasha, la experiencia más importante en Nueva York fue el haber sido bautizada en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

“Nueva York es genial. Hice cosas divertidas. Llegué a modelar un montón y eso fue muy divertido”, dijo Natasha. “Pero honestamente, la mejor parte fue ser bautizada”.

Natasha esperó seis años para ser bautizada como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En Nueva York, finalmente pudo lograr ese sueño. Sin embargo, el bautismo no fue el final de sus luchas. Natasha desarrolló el optimismo, el valor y la fe mientras seguía un camino inesperado que finalmente la llevó a la Universidad Brigham Young.

Natasha conoció la iglesia en el octavo grado. Ella sufría de depresión y encontró fuerza al asistir a la iglesia. Sin embargo, sus padres no estaban contentos por el interés que su hija tenía en la iglesia y no querían que ella asista a servicios religiosos.

“Tengo que darle crédito por no darse por vencida y caer – por recurrir a algo que creo que la ayudó a seguir adelante”, dijo el padre de Natasha, Jaime Rivas. “Puedo hablar de eso ahora. En ese momento no lo entendía muy bien, pero ahora está muy claro, y su dedicación a su fe es algo que me impresiona”.

La lucha con la desaprobación de sus padres continuó a lo largo de sus años de secundaria.

“Creo que fue una de las cosas más difíciles que ha enfrentado: el conflicto entre la iglesia y la familia”, dijo su amiga y mentora, Allie Chapman.

En lugar de asistir a servicios religiosos, Natasha a menudo llevaba a cabo sus propias sesiones espirituales, ella se sentaba afuera de su casa y leía los discursos de los líderes de la iglesia o las escrituras.

“Esos tiempos fueron los más sensibles”, dijo Natasha. “Todas las cosas que fortalecieron mi testimonio más eran los momentos que eran personal con el Padre Celestial”.

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Natasha Rivas modelando. (Foto: Rebecca Reed Diseño: Michelle Blanco)

Natasha también tuvo otros desafíos durante la escuela secundaria. Ella competía en cross-country y fútbol antes de que descubriera que tenía desgarros en el labrum de la cadera lo cual hacía que se cansara fácilmente. Esta condición empujó a Natasha a centrarse más en la música y el teatro en lugar de los deportes.

Este nuevo énfasis en su vida llevó a Natasha postular al Conservatorio de Boston, una escuela de artes escénicas muy competitiva. Alrededor de 2 000 estudiantes audicionan cada año para entrar en los programas de música, teatro y danza. Sólo el 10 por ciento son aceptados cada año, y Natasha fue una de esos estudiantes.

Después de un año en la escuela en Boston, Natasha tuvo una idea: A los 19 años, ella iría por su cuenta a Nueva York y probaría sus habilidades de actuación y teatro. Sólo había un problema: tenía que convencer a sus padres.

“Me preocupaba, pero si alguien podía hacerlo ella podría hacerlo también,” dijo la madre de Natasha, Donna Rivas.

Natasha llegó sola a Nueva York y en el plazo de un mes ya tenía un agente. Poco después, obtuvo un trabajo en una marca de moda en una sala de exposición, modelando y realizando otras tareas.

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(Foto: Rebecca Reed. Diseño: Michelle Blanco)

Natasha trabajaba en la sala de exposición durante el día y audicionaba para espectáculos y comerciales después.

La vida era buena. En unos seis meses había obtenido un gran trabajo y buenos amigos en una de las ciudades más activas en el país. Con su independencia recién descubierta, finalmente el momento adecuado para bautizarse había llegado.

Natasha describió la experiencia como una experiencia de paz. “Mi mente estaba tranquila y calmada y sentía que esto era bueno. Esto es lo que se supone que debe pasar aquí”, dijo Natasha.

Sus padres estaban descontentos con su conversión al principio, pero a medida que pasaba el tiempo, todo empezó a volver a la normalidad. Hasta que ella comenzó a sentirse inusualmente enferma.

“Estaba muy débil todo el tiempo”, dijo Natasha.

La fatiga, las náuseas y los vómitos se convirtieron en parte de su vida.

“Fue muy difícil verla ser una persona tan independiente y luego cuidar de sí misma cuando estaba tan enferma, tan joven”, dijo Chapman.

En un chequeo rutinario, el corazón de Natasha comenzó a latir a un ritmo peligrosamente lento. Los médicos la llevaron rápidamente al hospital donde fue obligada a permanecer por más de una semana. A pesar de las luchas, la fe de Natasha se mantuvo firme.

“Me sentí mucho más cerca a Cristo porque él había pasado por todo. Estar enferma realmente fortaleció mi testimonio”, dijo Natasha.

Natasha sabía que necesitaba un cambio de vida, y sus padres las querían más cerca a casa. En la habitación del hospital, en secreto comenzó a llenar el formulario para asistir a la Universidad Brigham Young, sin saber cómo reaccionarían sus padres.

Pocos días más tarde, Natasha le preguntó a su padre lo que él pensaba que debía de hacer. Para su sorpresa, él le sugirió que postulara a la Universidad Brigham Young antes de que ella lo mencionara. Natasha postuló y fue aceptada.  

“Seis años atrás no hubiera podido decir que iría a BYU y que tendría el apoyo de mis padres y que me preguntarían, ¿cómo te fue en la iglesia?”, Dijo Natasha. “Es grandioso estar aquí. Es tan diferente a todo lo que he experimentado. Sólo ha traído bendiciones”.

La vida todavía no es fácil para ella; Natasha tiene que hacer malabares para asistir a sus clases, ir a visitas médicas y continuar con su música. Los médicos han logrado la estabilización de su enfermedad, pero su enfermedad crónica desconocida sigue causándole mucho dolor.

“Todos los días tiene que poner una cara positiva a pesar de que siente dolor. Creo que es un testimonio de quién es ella como persona”, dijo su amiga de mucho tiempo Collette Brennan.

Amigos y familiares de Natasha han demostrado su asombro y admiración por la joven y la forma en que ha vivido su vida.

“Al final, todas las luchas que tuvo, honestamente le daría crédito a su entrega y dedicación a Dios que len ha ayudado a seguir adelante. No podía ver eso cuando era más joven, pero está claro para mí ahora”, dijo Jaime.

Natasha se mantiene optimista y fiel.

“Tengo días muy duros, pero hay algunos días realmente maravillosos, y los días maravillosos son mayores que los días duros. Es mejor de lo que era”, dijo Natasha. “Todo va de la manera que se supone que debe de ir”.

Por ahora, Natasha está concentrada en graduarse y ayudar a los demás. Mientras que el futuro no está escrito en piedra, Natasha está viviendo con esperanza. Su plan después de graduarse es sólo ser una persona feliz. Mientras tanto, ella está pensando en estudiar filosofía y cómo ayudar a las personas para que se curen mental, espiritual y físicamente.

Los padres de Natasha saben que sólo grandes cosas vendrán para ella.

“Y pensar que ha vivido todo esto en sus cortos 20 años – ¿Quién sabe lo que le espera en las próximas décadas”, dijo Jaime.

 

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