Nueve niños con 34 discos de oro y platino, exitosos programas de televisión, más de 102 millones de discos vendidos en todo el mundo y un público internacional en el Reino Unido para competir con el éxito de los Beatles en los Estados Unidos. Sin mencionar una fundación sin fines de lucro que ha recaudado más de $5 mil millones para 170 hospitales infantiles en todo el país.
¡Oh! ¿Mencioné que se trata de una miembro fiel de la Iglesia que compartió su fe sin miedo, sin importar el lugar o con quién estuviera?
¿Quién fue la mujer detrás de tal éxito y tal servicio abnegado? Olive Osmond, o la Madre Osmond, como la conocían sus admiradores.
Olive y George
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No había nada en particular en el origen de la familia Osmond. Olive May, nació en Samaria, Idaho, conoció a George Osmond en Odgen, Utah, donde trabajaba como secretaria. Se enamoraron y se casaron el 01 de diciembre de 1944.
Los primeros años de matrimonio estuvieron llenos de felicidad, dolor y dificultades cuando Olive y George recibieron a sus hijos, Virl y Tom, que nacieron con una condición degenerativa que los dejó casi sordos.
No obstante, el temor de que sus otros hijos pudieran sufrir el mismo defecto no impidió que los Osmond siguieran su sueño de tener una familia numerosa. Así, Alan, Wayne, Merrill, Jay, Donny, Marie y Jimmy fueron recibidos en la familia.
A principios de la década de 1960, George formó un cuarteto de barbería con sus hijos Alan, Wayne, Merrill, y Jay, que con el tiempo los llevó a actuar en Disneyland.
Mientras actuaban en un especial de televisión de Disneyland, el cuarteto llamó la atención del padre de Andy Williams y, muy pronto, la familia se convirtió en un miembro habitual del programa de Andy Williams.
Desde entonces, el camino de la familia al estrellato siguió su explosiva trayectoria, llevándola a lugares exóticos y reuniones con celebridades y dignatarios de todo el mundo.
Sin embargo, incluso, en esta repentina marea de fama y fortuna, Olive estaba segura de mantener a sus hijos en tierra y enseñarles las verdades que tanto apreciaba. Además, en cada oportunidad, Olive buscó compartir esas creencias que cambiaron su vida con las personas que conocía, sin importar su título.
Ese coraje y convicción la llevaron a compartir el Libro de Mormón con personas como Elvis Presley y la Reina Isabel.
Elvis Presley
Actuar en el mismo escenario que Elvis Presley es algo que no todos los Santos de los Últimos Días pueden afirmar. Pero, ¿recibir notas y ramos personales detrás del escenario del propio Rey del Rock? Eso es algo que pocos en el mundo pueden decir.
En una publicación en el blog de la familia, Alan Osmond recordó la primera vez que escuchó el código “el jefe está arriba”, una frase que significaba que Elvis Presley estaba viendo su programa desde la cabina de luz. Nerviosos, pero sin desanimarse, los Osmond se pusieron sus trajes blancos mientras realizaban una rutina que incorporaba el Karate que aprendieron del mismo Chuck Norris.
Después del programa, Elvis saludó a los Osmond detrás del escenario. “Una de las primeras cosas que dijo fue, “¡Me encantaron sus trajes!”, recuerda Alan.
Ese fue el inicio de una larga amistad entre los Osmond y Elvis Presley. “Elvis estaba particularmente interesado en hablar con nuestros padres y le encantaba reunirse con mi madre, Olive, y darle un gran abrazo”, recuerda Alan en una publicación del blog. “Elvis le mencionó cuánto extrañaba a su madre que había fallecido”.
Pero, mientras el Rey le daba ánimos, consejos y arreglos florales en forma de guitarra a la familia, Olive Osmond le dio a cambio algo incluso más valioso.
Durante el funeral de Olive, Merrill Osmond compartió una historia sobre su madre dándole una copia del Libro de Mormón a Elvis. Los dos compartieron muchas conversaciones telefónicas durante la vida de Presley. Olive le contó a Merrill que una de sus primeras tareas en el cielo sería buscar a Elvis para ver cómo estaba, según Deseret News.
La Reina Isabel
Sin embargo, la obra misional de Olive no se detuvo con amigos que resultaron ser estrellas de rock. Asimismo, tuvo el coraje de compartir su fe con la misma reina de Inglaterra.
Jimmy Osmond, el más joven del clan, recordó cuan estricto, intimidante y aterrador fue prepararse para conocer a la Reina Isabel. “Todo este protocolo: No levanten su mano a menos que ella levante la suya. No hablen con ella a menos que les hable primero” y, por supuesto, se acercó primero a mí y dije, “Hola, Señora Reina”.
Luego, Jimmy recordó que su madre le entregó a la Reina Isabel un Libro de Mormón y le dijo, “Deseo entregarle mi posesión más valiosa”.
“Más tarde, actué para su majestad una vez más con mis hermanos”, continuó Jimmy en el artículo, “y [la reina] se detuvo y me habló por un segundo. Por lo general, [la reina] no hace eso. Dijo, ‘Recuerdo a tu madre, y todavía tengo… tu Biblia mormona”.
Esta es una traducción del artículo escrito originalmente por Danielle B. Wagner y fue publicado en ldsliving.com con el título “The Woman Who Gave Elvis Presley and the Queen a Book of Mormon”.