Cada domingo durante las reuniones sacramentales, tenemos la oportunidad de aprender y sentir el Espíritu mediante los discursos de los miembros. Los discursantes se preparan espiritualmente para compartir mensajes edificantes. 

Sin embargo, en ocasiones podemos notar que dichos discursos se extienden más del tiempo asignado, lo que pone en aprietos a quienes aún deben participar.

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Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Una solución ingeniosa

En un reciente video de TikTok que se está viralizando, un obispo de la Iglesia de Jesucristo se concientizó en cuanto a la problemática del tiempo de los discursos y sugirió una propuesta creativa para solucionarla.

Luego de algunas bromas como “usar una escoba” para avisar a los discursantes que su tiempo terminó, compartió su idea llamada el semáforo del discurso como una forma más práctica de interactuar con el discursante.

Tal como los semáforos de tránsito, esta idea consiste en ubicar una luz en el púlpito que sea operada por un control remoto. La persona asignada al manejo del control remoto podrá cambiar el color de las luces para que el discursante pueda verlas claramente.

Las luces funcionan de la siguiente manera:

  • Luz verde: Indica que el discursante todavía tiene tiempo.
  • Luz amarilla: Avisa que el tiempo está por acabar.
  • Luz roja: Informa que el tiempo se terminó y que el discursante debe terminar su participación.
@ccortez1134 Nos hubiéramos quedado con la escoba jejejeje #sud #ldschurch #laiglesiadejesucristodelossantosdelosul #barriovalladolid1 ♬ sonido original – Carlos Mario Cortez

La verdad detrás del ingenio

Si bien este invento puede parecer divertido, también refleja la importancia de ser buenos administradores del tiempo. El élder Dieter F. Uchtdorf declaró:

“Los minutos y las horas bien empleados son los elementos fundamentales de una vida bien vivida”.

Esta enseñanza nos invita a reflexionar en que el verdadero valor de un discurso está en cómo aprovechamos cada momento para inspirar mediante el Espíritu, no en la duración o cantidad de nuestras palabras.

Cuando respetamos los tiempos al discursar, también expresamos consideración por los demás participantes, contribuimos a un ambiente ordenado durante el programa dominical, y procuramos una buena experiencia para toda la congregación.

Aunque no tengamos “semáforos del discurso” en todos nuestros centros de reuniones, podemos esforzarnos por ser más conscientes al discursar recordando que la preparación previa no solo requiere de estudio y dependencia del Espíritu, sino también de un respeto por el tiempo.

Finalmente, recordemos que las pocas palabras que mencionemos llenos del Espíritu siempre tendrán más impacto que un monólogo largo sin la inspiración del Espíritu.

Fuente: TikTok

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