Yulia Tymochko es una Santo de los Últimos Días de Rivne, Ucrania, que se unió a la Iglesia cuando tenía 16 años junto a su hermana, Aliona.
A Yulia siempre le gustó la música, pero no fue hasta su adolescencia que descubrió que esa era su pasión.
Un día, en la escuela, su maestra le pidió que cantara una canción de Whitney Houston y sucedió algo extraordinario.
“Cuando me escuché a mí misma cantar y vi la reacción de los demás a mi interpretación, me di cuenta de que tenía un talento para cantar que no todos poseen. Desde entonces ha sido la pasión de mi vida”, escribió Tymochko en un correo electrónico a Deseret News.
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Tymochko trabajó durante muchos años en su carrera como cantante, obtuvo una buena reputación y seguidores en Rivne. Sin embargo, a los 36 años, llegó a un punto en su vida en el que se sintió estancada. Su hermana Aliona, le sugirió que fuera a la misión.
La idea asustó a Tymochko porque le preocupaba perder todo lo que había conseguido. Después de pensarlo mucho, se dio cuenta de que necesitaba un “cambio positivo” en su vida y tomó la decisión de servir una misión.
“Puse toda mi fe, confianza y amor en mi Padre Celestial. Sabía que Él tenía un plan para mí”, dijo.
Yulia sirvió en la Misión Ucrania Dnipro y regresó a casa en septiembre de 2019.
Después de su misión, Tymochko luchó por retomar su carrera como cantante. Oró para obtener guía. Un día, un viejo amigo le recomendó que audicionara para “La Voz de Ucrania”, que es una competencia de canto televisada similar a “La Voz” en los Estados Unidos.
Yulia audicionó a “La Voz de Ucrania” y, ahora, se encuentra en semifinales.
“Esta experiencia me ha demostrado cuánto mi Padre Celestial me ama y se preocupa por mí. Me ha dado una experiencia que nunca esperé”, escribió Yulia, que cumplirá 38 años en junio.
Tymochko espera pasar a la ronda final donde tendría la oportunidad de ser coronada como la ganadora. Ella se siente honrada por su éxito y agradecida de haber sido entrenada por Tina Karol, que es una de las cantantes más influyentes de Ucrania.
“Ha sido increíble trabajar y competir con otros cantantes extremadamente talentosos de todo el país y seguir avanzando.
Además, he aprendido mucho de mi entrenadora, Tina Karol. Ella me ha ayudado a aprender mucho, no solo como cantante, sino como persona, para ver y comprender mi verdadero valor”.
Sin duda, este es un ejemplo de cuando ponemos a Dios primero, lo demás se acomoda para nuestro provecho.
Fuente: Deseret News