La temporada navideña llega con luz y esperanza por el recordatorio de la llegada del Salvador al mundo, pero, a veces, esa esperanza se esconde por la cantidad de cosas por hacer para tener la “Navidad perfecta”.
De pronto la Navidad termina y te das cuenta de que no hiciste más que pensar en regalos y listas de deseos y esto es porque el aspecto comercial de la festividad ejerce mucha presión en estas fechas. Pero ¿y si esta vez tu Navidad fuera diferente?
Piensa en lo que pasaría si este año te enfocas en una Navidad centrada en acercarte más a Cristo. Aquí tienes 10 ideas que pueden inspirarte para lograrlo.
1. Desconéctate del mundo para conectar con Dios
Por mucho que las redes sociales sean necesarias para nuestro día a día, es necesario tomar un descanso de ellas si queremos escuchar a Dios.
Él no habla con voz fuerte sino con un susurro suave, pero ¿sentirías ese susurro si toda tu atención se enfocara en tu dispositivo? Quizá no. Por eso, toma un día sin redes y busca formas de centrar tu pensamiento en Cristo.
Lee la historia de su nacimiento, piensa en momentos en los que sentiste su compañía, entona un himno que te recuerde a Él, etc. Al final del día, tendrás una Navidad más cerca de Cristo.
2. Toma un tiempo para apreciar tus convenios
Los gárments del templo son recordatorios de nuestros convenios con Dios. Esta Navidad, sal de la rutina y busca momentos para recordarte por qué los usas.
El élder Henry B. Eyring del Cuórum de los Doce Apóstoles nos invitó a hacer eso y extendió una invitación especial:
“Cuando guardan sus convenios del templo y los recuerdan, invitan a la compañía del Espíritu Santo para que los fortalezca y purifique.”
Al recordar y honrar nuestros convenios esta Navidad, invitamos al Espíritu a nuestras vidas y, a su vez, al Señor.
3. Ora de forma especial
Cuando oras, ¿piensas en alguien cercano que te conoce o alguien distante? Si oras como si hablaras con un extraño, es tiempo de cambiar eso esta Navidad.
No uses palabras recitadas ni te apresures. Piensa en el Padre Celestial frente a ti y exprésale tus frustraciones reales, tus sueños sinceros y tus preguntas del alma. Haz eso varias veces y sabrás que Dios está más cerca de lo que piensas.
Como enseñó Cristo:
“Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis”.
Al orar, nunca estás hablando con un desconocido, sino con alguien que sabe lo que pasas y quiere ayudarte.
4. Suelta lo que te atrapa
Este es el momento para reconciliarte con esa persona o ese recuerdo que te ha causado daño. La Navidad no es solo recordar que Cristo nació, sino por qué nació: para liberarte de todas las cadenas que te atrapan.
Perdonar te ayuda a dejar de cargar con el peso tú solo. El hermano Bruce K. Fordham de Servicios para la Familia declaró:
“Perdonarnos a nosotros mismos y a los demás es un don divino que nos brinda paz interior y nos acerca más a nuestro Salvador”.
En sus palabras, perdonar nos acerca al Salvador. Esta Navidad, ven a Él mediante el poder del perdón sincero que puedes ofrecer.
5. Cambia la crítica por caridad
Cuenta cuántas veces al día piensas críticas hacia alguien. A todos nos pasa, pero lo más importante es cómo reaccionas después. Cuando aparezca una crítica en tu mente, cámbiala por un pensamiento amable.
Al hacerlo, estamos escogiendo actuar con amor y caridad. Ese cambio de pensar es lo que marca la diferencia en esta época. El profeta Moroni enseñó:
“La caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien”.
Esa caridad nacida del pensamiento nos permite actuar como Cristo y, al hacerlo, estamos más cerca de Él.
6. Detente por alguien que nadie nota
Todos tenemos a “esa persona” que intentamos evitar para estar “más cómodos y tranquilos”. Pero Cristo no nos enseñó a rechazar sino a aceptar a todos.
Esta Navidad, acércate a esa persona, hazle una pregunta sincera e interésate por algo que a esa persona le importa. Esa simple conversación puede significar un auténtico regalo para alguien que se siente ignorado.
Cristo siempre vio a los invisibles. Tú también puedes hacerlo por un día y cambiar una vida sin saberlo.
7. Familiarízate con una historia de las Escrituras
Las escrituras son hermosas, pero a veces, es complicado comprender ciertas historias o pasajes. Cuando eso pasa, solemos pasar de página y continuar. Pero esta Navidad, podemos hacer un esfuerzo por comprender.
Escoge una historia o cita. Solo una. Léela e investiga en los recursos oficiales de la Iglesia de Jesucristo. Lo que aprendas podría sorprenderte.
A medida que comprendemos las escrituras, Cristo deja de ser un “personaje” y se convierte en alguien real en tu mente y en tu corazón.
8. Usa tu calendario con propósito
Para este ejercicio, consigue un calendario físico (no teléfono ni dispositivo) y marca un día del mes para ir al templo todo el año. No esperes a que “se acomode la agenda” para hacerlo porque sabes que eso no pasará.
El presidente Henry B. Eyring afirmó:
“Antes de venir a esta tierra, conocimos a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Amado. Cuando asistimos al templo, podemos sentir la paz de nuestra relación con Ellos”.
Asistir al templo fortalece nuestro vínculo con ellos. Pero, ¿y si surgen emergencias ese día? Entonces simplemente reprograma tu visita al templo, pero no lo canceles. La constancia es la clave.
9. Busca una bendición del sacerdocio
A veces necesitas que alguien con la autoridad de Dios ponga las manos sobre tu cabeza y te diga lo que tu alma ha querido escuchar hace tiempo.
En la Navidad, busca la voz de Dios mediante una bendición del sacerdocio. También puedes leer también tu bendición patriarcal. Ora sobre ella y háblale al Señor de lo que entiendes y de lo que aún no.
Estas acciones te ayudarán a conectar con el poder de Dios y hacer que Él venga a tus pensamientos y sentimientos.
10. Sirve y deja que la Navidad haga lo suyo
No hay mejor manera de seguir a Cristo que a través del servicio. Y no solo nos referimos a grandes actos sino también a acciones sencillas a favor de otros que vienen del corazón.
Aunque no lo creas, hablar de tu fe, escuchar con intención o simplemente acompañar a otros también son formas de servir. Jesús mismo lo enseñó:
“En cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.
La Navidad es bondad y al demostrarlo con servicio, invitas al Espíritu a tu vida.
Redúce tu “lista de cosas” a solo estas 10 acciones y te darás cuenta de que habrás vivido una Navidad con Cristo. Este año, Él puede ser el mayor regalo que recibas.
Fuente: Meridian Magazine
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