Hoy compartiremos 3 historias sobre las propuestas de matrimonio de nuestros profetas modernos. Iremos desde la propuesta más graciosa hasta la más dulce. ¡Aquí vamos!
1. Gordon B. Hinckley y Marjorie Pay
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Antes de casarse con Marjorie Pay, el presidente Hinckley tuvo algunas preocupaciones sobre su situación financiera.
Todos podemos tener consuelo en la fe del presidente Hinckley y su esposa para seguir adelante, y confiar en que el Señor proveerá, independientemente de las circunstancias.
El siguiente es un extracto del libro “Courtships of the Prophets: From Childhood Sweethearts to Love at First Sight” de Mary Jane Woodger y Paulette Preston Yates:
Gordon y Marjorie comenzaron a hablar de matrimonio e incluso fijaron una fecha. Sin embargo, poco antes del día de su boda, Gordon llamó a Marjorie, le explicó que tenía algunas preocupaciones y sugirió que fueran a almorzar.
Durante el almuerzo, él expresó su aprehensión sobre su situación financiera.
Quería que Marjorie supiera que tenía sólo ciento cincuenta dólares para su matrimonio. Indudablemente, Marjorie se sintió aliviada cuando supo que la procuración del Presidente Hinckley provenía del tema financiero y no de otro tema grave.
Ella respondió con su acostumbrado estilo optimista: “Oh con eso nos ira bien. Si tienes $150, estamos listos”.
Con el transcurso de los años, la hermana Hinckley compartió con frecuencia esta memorable comida que tuvo con su novio. Bromeaba al respecto con un estilo único: “Bueno, $150 sonaba como una pequeña fortuna para mí. Yo había esperado tener un esposo y ahora también estaba recibiendo $150”.
Tras sentirse aliviado de sus preocupaciones financieras, Gordon Bitner Hinckley llevó a Marjorie Pay al Templo de Salt Lake, donde se convirtieron en esposos el 29 de abril de 1937. Se sellaron por esta vida y por la eternidad en una ceremonia realizada por el élder Stephen L. Richards.
Al recordar el día de su boda, el presidente Hinckley a menudo decía: “Marjorie se había convertido en una joven maravillosa, y tome la mejor decisión al casarme con ella. Ella era hermosa y yo estaba hechizado con su belleza”.
2. Thomas S. Monson y Frances Johnson
El presidente Thomas S. Monson vio por primera vez a su futura esposa, Frances Johnson, en el baile “Hello Day” de la Universidad de Utah en 1944.
Frances estaba bailando con otro chico. Sin embargo, ese no fue un impedimento para el presidente Monson, ya que estaba decidido a volver a verla.
Un mes más tarde, casualmente volvió a ver a Frances con tres de sus amigas esperando un tranvía.
Según su biografía, “To the Rescue”, el presidente Monson reconoció a una de las amigas con las que se encontraba Frances. Resulta que esa amiga fue su compañera en la escuela primaria, pero no podía recordar su nombre.
Para resolver este dilema, el presidente Monson saludó a su compañera de la escuela primaria con un “Hola, amiga”, y ella le presentó al grupo. Después de que el presidente Monson se subiera al tranvía con el grupo, buscó a “Frances Beverly Johnson” en el directorio de estudiantes y la llamó esa misma noche.
Para su primera cita, el presidente Monson llevó a Frances a un baile en la Estaca Pioneer, donde esta vez él era el joven que estaba bailando con ella.
Después de que Frances les presentara a sus padres a su novio, Franz, su padre, le preguntó al presidente Monson si su apellido era sueco. Él respondió que sí y Franz le mostró una foto de dos misioneros. El presidente Monson reconoció a uno como el tío de su padre, Elias Monson.
Inmediatamente, Franz comenzó a llorar mientras le contaba al presidente Monson que Elías había visitado a su familia cuando vivía en Suecia. Pronto, Thomas Monson fue aceptado por la madre y el padre de Frances.
Según su biografía, él sabía que había “ganado la mitad de la mano de la hija de los Johnson” al finalizar esa visita.
En la primavera de 1947, el presidente Monson le propuso matrimonio a Frances, aunque no resultó ser tan sorpresa como esperaba.
Con el anillo en su bolsillo mientras llegaba con Frances a su casa, su hermano de 4 años, Scott, anunció, “Tommy tiene un anillo para ti, Frances”, según su biografía.
El presidente Monson y su esposa, Frances, se casaron el 7 de octubre de 1948, en el Templo de Salt Lake.
3. Russell M. Nelson y Dantzel White
El siguiente es un extracto del libro “Russell M. Nelson: Father, Surgeon, Apostle” de Spencer J. Condie:
Un día de 1942, Gail Plummer, miembro del club de teatro de la Universidad de Utah, se acercó a Russell y lo animó a participar en la obra “Hayfoot, Strawfoot”.
Debido a las exigencias de su curso propedéutico de medicina, Russell rechazó cortésmente la invitación. Más tarde, por alguna razón, Plummer regresó y le pidió a Russell que lo ayudara en la producción. “Así que, con renuencia, finalmente acepté”, dijo Russell.
Cuando él y Plummer entraron a Kingsbury Hall el 16 de abril de 1942, Russell se sorprendió mucho con la voz soprano de una hermosa morena en el escenario.
Russell le preguntó al Sr. Plummer: “¿Quién es esa hermosa joven que está cantando ahí arriba?” Plummer respondió: “Esa joven es Dantzel White. Con ella actuarás en esta obra”.
En ese momento, Russell sintió que esta joven extraordinariamente hermosa podría convertirse algún día en su esposa.
Había salido con varias chicas, pero a los diecisiete años, estaba mucho más preocupado por seguir su carrera de medicina que por casarse. Sin embargo, después de cumplir con las citas que ya había concertado, Russell no volvió a salir con nadie más que con Dantzel. ¡Ella se había ganado su corazón!
Para el verano de 1944, la relación de Russell y Dantzel se había vuelto más seria. Russell quería ver a Dantzel a diario durante los meses de verano. Por eso, a pesar de estar a 80 kilómetros de distancia, Russell tomaba el tren Bamberger para ver a Dantzel tan a menudo como podía.
Russell recordó ese verano especial de 1944: “A medida que viajaba en el tren Bamberger desde Salt Lake City a Perry, mis sentimientos de profundo amor y afecto se afianzaron y la cálida aceptación que recibí de los maravillosos padres y hermanos de Dantzel me hicieron sentir un amor por la familia White que reforzó la impresión de que esta unión sería muy deseable”.
Un día, mientras Russell visitaba la casa de la familia White, la madre de Dantzel les pidió a ella y Russell que recolectaran algunos guisantes frescos para la cena.
Muchos poetas han escrito sobre escenarios románticos como campos de lavanda y prados llenos de flores. Pero, para Russell y Dantzel, el amor floreció en una parcela de guisantes.
Mientras caminaban por la parcela de guisantes en un día hermoso de verano, Russell pensó que no había mejor lugar para hacer la pregunta.
Mientras él y la joven a quien consideraba la más hermosa del mundo comenzaban a recoger los guisantes, Russell lentamente se acercó y tomó su mano, la miró profundamente a sus ojos oscuros y radiantes, y le preguntó: “Dantzel, ¿te casarías conmigo?”
La pregunta no fue una gran sorpresa para ella, pero el escenario si fue un poco inesperado. Sin embargo, aceptó la propuesta de Russell en el acto.
Russell recordó: “No parecía ser una propuesta muy oficial, ciertamente en un escenario no muy romántico. Sin embargo, fue una verbalización de un acuerdo tácito de que nos casaríamos cuando pudiéramos”.
Dado que ambos eran estudiantes sin medios visibles de apoyo, Dantzel no recibió ningún anillo de compromiso. De hecho, el anillo que ahora usa fue un regalo de Navidad después de haber estado casados doce años.
El 31 de agosto de 1945, Nicholas G. Smith selló a Russell y Dantzel en el Templo de Salt Lake.
Esta es una traducción del artículo que fue publicado originalmente en ldsliving.com con el título “3 Adorable Proposal Stories from the Lives of Prophets”.