La palabra amistad Proviene del latín amicĭtas, amicitātis, que se deriva de amicitĭa, que significa ‘amistad’. Esta, a su vez, viene de amīcus, que traduce ‘amigo’, mientras que este último procede de amāre, que significa ‘amar’. Por lo tanto, tener un amigo tiene mucha relevancia en el progreso de las personas, pero ¿estás seguro que tienes amigos de verdad? A continuación advertiré de 4 tipos de amigos que en realidad no son tus amigos:
- “Sí, acepto”: Todos tenemos un amigo que le dice sí a todo, pareciera que esa actitud es muy positiva. Sin embargo, un verdadero amigo es como los frenos del carro: Te das cuenta que son buenos en los momentos más complicados. Es menester aunque parezca duro, tener un compañero que “frene” nuestros errores nos hará más fuertes.
- Siempre te habla: El auténtico amigo no siempre tendrá todas las respuestas en ese momento o siempre te está hablando. Recuerdo la historia en la que un jovencito recibió la llamada de su mejor amiga, tan pronto se inició la llamada, el muchacho empezó a contarle todos los logros que éste había alcanzado en la universidad, cuando se dio cuenta que habían transcurrido mucho tiempo de conversación, le pidió a su amiga que le contara cómo le había ido a ella en ese tiempo. La respuesta de la jovencita fue: “Te llamaba para contarte que tenía cáncer terminal. Necesitaba contarte cómo me sentía en realidad, ahora debo ir a mi tratamiento, debo colgar”. El sencillo pero valioso tiempo de sentarse a escuchar a un amigo es más importante que hablarle.
- Solo ora por ti: El presidente Dieter F. Uchtdorf dijo: “Los discípulos de Cristo a través de los tiempos se ha distinguido por su compasión… Al final, el número de oraciones que hacemos pueden contribuir a nuestra felicidad, pero el número de oraciones que contestamos puede ser de mayor importancia. Abramos nuestros ojos y miremos los corazones acongojados, prestemos atención a la soledad y la desesperanza, sintamos las oraciones silenciosas de los que nos rodean y seamos un instrumento en las manos del Señor para contestar esas oraciones.” Nosotros podemos siempre ser la respuesta a las oraciones de nuestros amigos.
- Te acepta tal como eres: Si bien es cierto, el mayor ejemplo de amistad genuina es la que encontramos en los niños por la rapidez que ellos puedes hacer amigos sin importar la condición social, cultural y económica. Un amigo te acepta tal como eres pero te deja mejor de cómo te conoció. Las personas que puede elevarte e inspirar a ser mejor ellos merecen tener el título de amigos. Recuerda que “la luz se allega a la luz”.