Las aflicciones son parte constante de nuestro progreso terrenal y, aunque a veces parezca imposible atravesarlas, la vida nos comparte historias de fe y éxito que nos hacen ver que con Dios, todo es posible. Así como dijo el Señor:

“En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)

Durante las sesiones de la última Conferencia General de Abril de 2025, escuchamos historias reales de personas que confiaron en el Señor y vencieron la aflicción. Mientras las recordamos, piensa en cómo esas historias pueden inspirarte.

Un jovencito valiente

Easton Jolley en su silla de ruedas. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Durante su mensaje en la conferencia general, el élder Jeffrey R. Holland compartió la historia de Easton Jolley, un joven con distrofia muscular congénita de Ullrich, una enfermedad muy rara y destructiva.

El 5 de enero de 2025, Easton recibió el Sacerdocio Aarónico en el oficio de diácono y uno de sus sueños fue repartir la santa cena, pero ¿cómo lo haría con su enfermedad? A pesar de los miedos, el domingo llegó, así como el momento tan esperado por Easton.

Él rogó al Padre Celestial que le diera fuerzas, sostuvo la bandeja de los emblemas, subió despacio por los escalones y, con su cuerpo cojeando, logró presentarse ante el obispo, su padre, con los sacramentos. Su ejemplo nos recuerda que el Espíritu puede fortalecernos a pesar de nuestra debilidad.

“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos”. (Mateo 18:4)

Llevar la imagen de Cristo

Esa imagen del Salvador conectó los corazones de dos desconocidas .Imagen cortesía de altusfineart.com,

Por otro lado, el élder Gary E. Stevenson compartió una experiencia inusual. Él y su esposa estaban en el aeropuerto preparándose para un último viaje de asignación. Entre su cansancio y el estrés de los otros pasajeros, el ambiente no era el más alentador.

Pronto fueron atendidos por una agente de aduanas. La mujer parecía actuar por mecanismo sin reaccionar más que solo para recepcionar los pasaportes, revisarlos con cuidado, sellarlos y entregarlos a los pasajeros, pero algo curioso pasó cuando le tocó su turno a Lesa, la esposa del élder Stevenson.

Al revisar su pasaporte, la agente de aduanas levantó la mirada, miró a Lesa a los ojos y, con una cálida sonrisa en su rostro, le selló con delicadeza el pasaporte para luego despedirse amablemente. ¿Qué había ocurrido?

Pronto Lesa reveló que tenía una imagen de Jesucristo en su pasaporte y, al parecer, la agente de aduanas también lo había notado. En cuanto a esta experiencia, el élder Stevenson mencionó:

“Esa pequeña imagen del Salvador conectó los corazones de dos desconocidas que de otro modo no habrían tenido conexión alguna”.

Un legado de antaño

“Entre tormentas”, de Albin Veselka. Cortesía de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

El élder Quentin L. Cook nos llevó en el tiempo hasta 1856 para recordar la historia de las compañías de carros de mano de Willie y Martin mientras miraba fascinado grandes obras de arte inspiradas en la travesía.

Estas compañías enfrentaron condiciones extremas. El clima gélido, el hambre y las tempestades atemorizantes fueron las más grandes amenazas que se cobraron la vida de 200 almas de un total de 1100 personas. A pesar del sufrimiento, los rescatitas llegaron bajo el mandato del presidente Brigham Young.

“Las lágrimas corrían por las mejillas de los hombres y los niños bailaban de dicha. Tan pronto como las personas pudieron controlar sus emociones, todos se arrodillaron en la nieve y dieron gracias a Dios, mencionó una pionera sobre la llegada de los rescatistas.

Gracias al heroico valor de los rescatistas y a la fe de los pioneros, aquellas compañías de carros de mano llegaron finalmente a Salt Lake. Lo que nos recuerda que, si tenemos fe, el Señor siempre irá a rescatarnos en medio de las tempestades.

Afrontar experiencias dolorosas

El dolor por la pérdida. Imagen: Canva

El élder Ulisses Soares, en un mensaje conmovedor, habló sobre un momento personal muy difícil: la muerte de su hijo recién nacido. ¡Cuánto dolor hubiera sentido al contemplar la tumba de su pequeño! ¿Te lo imaginas?

Aún a pesar de la fragilidad del momento, el élder Soares decidió orar por fortaleza, cuando inesperadamente, recibió una fuerte impresión:

Todo estará bien en nuestra vida si mi esposa y yo perseveramos, aferrándonos al gozo que proviene de vivir el Evangelio de Jesucristo, recordó el elder Soares.

El élder Soares y su esposa se mantuvieron firmes a esa promesa. Lo que fue un intenso dolor por la pérdida para ellos, con el tiempo se convirtió en la esperanza de un reencuentro eterno.

Por otro lado, el élder Neil L. Andersen compartió una carta en la que una mujer le contó el gran desafío que vivió luego de haber quedado embarazada a los 17 años. A menudo, ella se sentía avergonzada y sola. ¿Cómo sobrellevaría lo que vendría después?

Gracias al apoyo de su obispo y su familia, ella confió en el Señor. Luego de orar a Dios, sintió la inspiración de dar en adopción a su hija y, aunque fue doloroso, decidió obedecer sabiendo que Dios apoyaba esa decisión. Décadas más tarde, esa niña creció en el Evangelio, se casó y formó su propia familia.

Destellos de inspiración

Cristo siempre se manifiesta .Imagen: Canva

Estas cinco historias, aunque diferentes en contexto, encierran una misma verdad: Cristo siempre se manifiesta hasta en los momentos más comunes o dolorosos. Desde un joven con una enfermedad repartiendo la Santa Cena, hasta relatos de lucha pionera, el Señor está en cada detalle.

Al recordar estos relatos de inspiración de la conferencia general, piensa en tu propia vida. Puede que estés viviendo una historia similar. Si sientes que ya no puedes seguir luchando, recuerda las palabras de Jesucristo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateo 11:28)

Esta promesa puede fortalecerte y, a su vez, ayudarte a fortalecer a los demás mientras el rescate llega. Recuerda que hay gran poder en las historias, y la tuya puede inspirar a quienes te rodean.

Fuente: LDSDaily

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