La mayoría de nosotros hemos tenido encuentros con miembros de la iglesia que nos dejan sentir su malestar, por así decirlo.
A veces, sus comentarios se entienden bien.
Como el “pequeño” comentario sobre la modestia o el consejo sobre cómo criar a tus hijos durante la reunión sacramental.
Pero los comentarios aveces no son “pequeños” o a veces, simplemente no resultan tan agradables. Cualquiera que sea el motivo o la actitud detrás de ellos, algunas cosas que otros miembros dicen pueden ser francamente malas u ofensivas.
Al Fox Carraway conocida blogger SUD no fue ajena a esto. Ella admitió en un reciente post de su blog que algunos miembros incluso van tan lejos como para decirle que debería “terminar con su vida” debido a cómo luce (Al Fox tiene bastantes tatuajes en su cuerpo). Pero, como aseguro, el propósito de su blog no es juzgar a los demás.”Todos podemos comentar cómo juzgar es incorrecto hasta que nos pega en la cara!” Bromea.
En lugar de responder como tantos otros lo harían a través de las redes sociales, incitando un ciclo perpetuo de comentarios, Carraway da este hermoso consejo.”Sólo te preocupas por ti y no te preocupas por Dios”, escribió. Suena tan simple, pero es tan cierto.
En el discurso de la conferencia general de octubre de 2006 del Elder Bednar, “Y no hay para ellos tropiezo”, describe esta elección que tenemos que hacer para seguir adelante o dejar que los sentimientos de daño se apoderen cuando enfrentamos un mal encuentro con otro miembro:
“Cuando creemos o afirmamos que se nos ha ofendido, solemos querer decir que nos hemos sentido insultados, maltratados, desairados o que nos han faltado al respeto. Y, desde luego, al relacionarnos con las demás personas, vamos a ser objeto de expresiones torpes que nos hagan sentir vergüenza, de observaciones carentes de escrúpulos y maliciosas, por las que podríamos sentirnos ofendidos. No obstante, básicamente, es imposible que otra persona los ofenda a ustedes o que me ofenda a mí. De hecho, creer que otra persona nos ha ofendido es fundamentalmente falso, puesto que el sentirnos ofendidos es un sentimiento que escogemos experimentar y no un estado inferido a nosotros ni impuesto sobre nosotros por otra persona o cosa.”
Y cuando se trata de cómo responder a un comentario u ofensa, Al Fox Carraway tiene el enfoque perfecto:
“Así que, cuando alguien diga algo rudo hacia ti, intencionalmente o no, esto es lo que necesitamos hacer:
“Sigamos intentando, sigamos yendo a la iglesia, sigamos leyendo las escrituras, sigamos orando, sigamos yendo al templo, sigamos volviéndonos a Dios, sigamos sonriendo, sigamos riéndonos y sigamos en el camino. Sigamos amando, sirviendo, confiando y convirtiéndonos a Dios. Porque nada vale realmente la pena como para renunciar a nuestra felicidad eterna.
Y aunque no siempre es fácil e incluso podemos sentirnos increíblemente enojados o heridos, lo mejor para nosotros es, en última instancia, seguir adelante.”Porque es vivir el evangelio lo que importa”, escribe. “Se trata de asegurarnos de que no dejemos que nada afecte nuestra eternidad, es alimentar y cuidar el alma eterna que vive dentro de nosotros, es lo que estamos haciendo al servirle y ser mejores, eso es lo que importa”
“Lo que importa es cómo Dios nos ve, y nos ve como alguien capaz de ser como él. ”