Hace casi 5 años, me llamaron como presidenta de las Mujeres Jóvenes de mi barrio. Una de mis primeras asignaciones fue hacer una lista de todas las jóvenes bajo mi responsabilidad.
La lista tenía 13 nombres y la mayoría de ellos no me eran familiares, reconocí solo 6. Una joven me dijo que esos eran los nombres de sus amigas menos activas.
No pude evitar sentir un deseo urgente de saber quiénes eran estas jóvenes y traerlas de regreso. Como nunca había sido menos activa en la Iglesia, me preguntaba: “¿Qué palabras podría decirles para ayudarlas a volver?” “¿Qué es lo que realmente necesitan escuchar?”
Entonces, mis amigos que en algún momento fueron menos activos, me dieron algunas ideas. A continuación, mencionaré las frases que sintieron que necesitaban escuchar en el momento en que, como el hijo pródigo, tomaron su herencia espiritual y se fueron.
1. “¡Oye! ¿Cómo has estado?”
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Cuando alguien me pregunta cómo he estado, instantáneamente pone una sonrisa no solo en mi rostro, sino también en mi corazón. Significa que la persona que hizo esa pregunta se preocupa por mí y quiere saber cómo estoy.
Me di cuenta de que eso también sucede con las demás personas. Especialmente, con nuestros amigos menos activos, que pueden sentir que ya no hay nadie que desee saber sinceramente cómo están.
Recuperar ese sentimiento con solo hacer esta simple pregunta, suaviza y conmueve los corazones de quienes te rodean.
2. “¿Está todo bien contigo? Sabes que siempre puedes contar conmigo”
Si aún no lo has hecho, conviértete en el hombro en el que tu amigo menos activo pueda apoyarse.
Pregúntale cuál fue la razón por la que decidió alejarse de la Iglesia. Nunca permitas que tu amigo crea que sus sentimientos no tienen justificación. Por el contrario, reflexiona con él, dile que hay mucho que ganar y nada que perder si decide volver a la Iglesia.
Pedro una vez le preguntó a Jesucristo: “¿A quién iremos?” Si elegimos “no caminar más” con Él, ¿a dónde iríamos?
No siempre se puede ver al principio, pero cuando alguien decide alejarse de la Iglesia, se opone a su fe.
Sin embargo, aún podemos ayudar. Podemos convertirnos en instrumentos del Señor al traer almas de regreso a Él, simplemente elevándonos unos a otros.
3. “¡No olvides venir, no será divertido sin ti!”
Tenemos muchas oportunidades para acercarnos a aquellos que decidieron ya no asistir a la Iglesia. Una de esas oportunidades es incluirlos en las actividades de la Iglesia.
Visitar a nuestros amigos menos activos e invitarlos a asistir a eventos de la Iglesia es una excelente manera de hacerles saber que queremos que participen y que sería genial tenerlos cerca.
Como dijo el élder Dieter F. Utchdorf, “el amor se deletrea t-i-e-m-p-o”.
Pasar tiempo con los demás y crear vínculos genera sentimientos de amor y cuidado entre las personas que se esfuerzan por hacerlo.
4. “Te necesitamos y siempre recuerda que no estás solo”
“En esta Iglesia, no hay extraños ni marginados. Solo hermanos y hermanas”. Este consejo del obispo Gerald Caussé puede ser un gran motivo para fortalecer a la comunidad de la Iglesia.
Con frecuencia, la mayoría de personas se alejan de la Iglesia porque se sienten extraños, marginados o solos.
Como miembros de la Iglesia, tenemos la responsabilidad y la opción de ayudar a nuestros amigos menos activos a sentir lo contrario, que somos hermanos y hermanas.
Toma esa decisión constantemente y, te aseguro, que marcará la diferencia en la vida de alguien.
Como dijo la hermana Bonnie L. Oscarson, debemos “no solo amarnos más, sino amarnos mejor”.
5. “Nuestro padre celestial te ama. Él siempre está esperando tu regreso”.
Lo más importante es que les recuerdes a tus amigos menos activos cuánto los ama nuestro Padre Celestial.
No importa cuánto la oposición trate de convencerlos de lo contrario, las puertas están abiertas para su regreso y Él siempre los está esperando. Su amor será suficiente, si nos convertimos en Sus manos y ayudamos a nuestros amigos a sentir ese amor a través de nuestro esfuerzo, sinceridad y tiempo.
En última instancia, nuestras palabras son solo palabras si no las decimos con amor y sinceridad.
Los amigos a los que les pregunté qué necesitaban escuchar cuando estuvieron menos activos, tuvieron una respuesta en común: “No importa cuán hermosas o dulces sean tus palabras. Lo que importa es el amor genuino que puedas demostrar a los demás a través de ellas”.
Como aconsejó el presidente Thomas S. Monson: “Nosotros tenemos el sagrado privilegio de iluminar, de conmover y de salvar esas valiosas almas que se nos han confiado”.
Espero que siempre elijas ejercer ese privilegio.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Pam Espinoza y fue publicado en faith.ph con el título “5 Phrases Your Less-Active Friends Need to Hear”.