“El verdadero amor no se encuentra, se construye”. – David A. Bednar
Perdido entre los hermosos cuentos sobre príncipes y princesas de ensueño, cuyas historias de amor terminan en un “felices por siempre”, se encuentra el temor al amor y al matrimonio.
Si bien el sonido de las campanas de boda puede indicar el comienzo de una vida de “felices por siempre”, precisamente ese sonido es del que muchos en la sociedad contemporánea se están alejando.
El temor a no tener un “felices por siempre”
De hecho, la mayoría de las personas aún valoran el matrimonio y dicen que desean casarse.
Sin embargo, a pesar de su anhelo por su propio “felices por siempre”, sienten temor a vivir algo que no sea “feliz” y deciden aplazar el matrimonio.
Les desespera que ese príncipe se convierta en una bestia. Que cuando el reloj dé la medianoche, toda la magia desaparezca. Que la princesa huya. Que el cielo infinito de diamantes se vuelva opaco y los “días soleados” se oscurezcan por el divorcio.
Algunos temen al matrimonio porque les preocupa quedar atrapados en relaciones violentas y abusivas.
Otros, temen a las realidades financieras de la vida y desean ser lo suficiente independientes a nivel económico para dar el siguiente paso. La preparación financiera es valiosa, pero no debes esperar tenerlo todo antes de casarte.
La parte que no se ilustra en los cuentos de hadas es la vida real.
¿Qué mantendrá viva la “magia” cuando se enfrenten las “manzanas rojas” de la vida? Las enfermedades, los desafíos financieros, los fracasos, las pérdidas, las limitaciones físicas y todo lo demás.
Si bien estos temores tienden a paralizar o prolongar nuestra búsqueda de un “felices por siempre”, debemos reconocer que eso no depende de la “magia”, sino de nosotros.
Como dijo Cenicienta: “Si crees, el sueño se hará realidad”. Ese tipo de creencia, implica esforzarse por lo que se desea alcanzar.
La osadía de tener una vida juntos
¿Qué impide realmente que la gente se case?
Si el matrimonio no es un requisito previo para tener un príncipe azul, hadas madrinas, vestidos brillantes y paseos en alfombras mágicas, ¿cuál es el punto?
Quizás, lo que se requiere es un poco de introspección para considerar un viaje juntos o una vida juntos.
El viaje de “felices por siempre” es como un columpio… “felices” viven juntos, “felices” trabajan juntos, “felices” enfrentan desafíos juntos, “felices” duermen juntos, “felices” comen juntos. Pero, ¿qué sigue?
Un “felices por siempre”, viene cuando ambos se eligen y se comprometen a combatir los desafíos que puedan surgir de forma conjunta.
“Amar de verdad significa crecer juntos a través de las dificultades, aprender del otro y nunca renunciar al amor que los unió”. – M. Russell Ballard
No se trata de evitar los “dragones”, se trata de enfrentarlos juntos. Los “dragones” son los que hacen que el amor sea mágico y real.
Luchar el uno por el otro es una expresión mucho más grande de amor que encontrar excusas para retrasar o evitar esas campanas de boda.
“Escoge a quien amar, ama a quien escojas”. – Thomas S. Monson
El verdadero amor requiere sacrificio
Las malvadas madrastras y las Úrsulas de la vida no desaparecerán una vez que te cases.
El amor es el antídoto. El amor es un verbo que escala, suda y cambia para que una pareja pueda vivir feliz para siempre mientras se enfrenta a los obstáculos más profundos o superficiales de la vida.
“El amor verdadero dura para siempre. Es eternamente paciente y piadoso. Todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta”. – Joseph B. Wirthlin
Después de que el príncipe encontró la zapatilla de cristal de Cenicienta, no fue “magia” lo que los reunió. El príncipe buscó, viajó, esperó, intentó, falló, volvió a intentar y creyó.
El amor verdadero, el amor duradero, no lo produce la varita de un hada madrina.
El amor verdadero lo construimos nosotros, las parejas entretejidas intencionalmente, pieza por pieza, con elecciones, actitudes, comportamientos, prioridades, acciones y emociones.
El amor verdadero requiere sacrificio.
El amor verdadero es maduro en el sentido de que cuando los sentimientos son fugaces, la elección es constante.
Día a día, incluso momento tras momento, elegimos crear juntos y fortalecer nuestro “felices por siempre”.
Entonces… ¿qué esperas para dar el siguiente paso? ¡Cuéntanos en los comentarios!
Fuente: Meridian Magazine